Como ha ocurrido en las últimas dos décadas, la llegada de un nuevo año marca el regreso de una de las citas más esperadas del año por los entusiastas de la relojería: el Salón International de la Haute Horlogerie (SIHH), avencindado en la usualmente gélida pero receptiva Ginebra con sus afanes pacificadores, incluyentes y filantrópicos.
Este 2019, se celebra la 29a edición del salón, hoy conformado por 35 casas grandes relojeras y entidades independientes y en una exhibición envuelta por ideas de transformación, conectividad instantánea y globalización, del 14 al 17 de enero.
Empero —e irónicamente—, el SIHH no es para todos, pues sus asistentes forman parte de una suerte de conglomerado de élite, compuesto por periodistas, comerciantes e invitados especiales a quienes Richemont, el gigante consorcio del alto lujo, invita para la ocasión. Afortunadamente, en los últimos años, entre la plétora de cambios, ajustes y evoluciones de que el salón ha sido objeto, ya hay espacio para la visita del público en general (en las horas finales del día jueves). Es un pequeño esfuerzo que integra un poco más y mejor a la comunidad que alberga el grandioso evento.
Y hay que enfatizar esto de grandioso: el SIHH es un salón regio y lujoso por cada rincón y en cada detalle. El complejo Palexpo y sus enormes salones se transforma en un recinto iluminado y opulento donde las grandes casas de Richemont (como Jaeger-LeCoultre, Vacheron Constantin, A. Lange & Söhne, IWC, Roger Dubuis, Panerai y Cartier) entre otras, se codean con pesos pasados como Audemars Piguet, Richard Mille, Hermès y Greubel Forsey, sin olvidar al importante regimiento de casas independientes como HYT, Laurent Ferrier, y RJ, que añaden color y variedad. El compromiso de Richemont y de cada una de sus marcas reiteran así que salones como el SIHH y Baselworld continuarán desempeñando el rol de piedras angulares del universo de la horología.
Lo que decimos con esto es que, a pesar de los no pocos detractores y críticos del formato de los salones —grandes recintos que periódicamente convocan para servir de punto celebratorio de la industria y origen de una enorme cantidad de noticias y revelaciones— está lejos de morir. Sí, hay que mejorarlos y adaptarlos a las realidades de nuestro mundo conectado, pero ello no implica que no tengan cabida en esta vida, trátese de relojes, automóviles, maquinaria pesada, gadgets o aviones. Especialmente el universo del lujo —específicamente la relojería—, tan sensorial que es, exige de lugares donde la gente “juegue” con los productos. Porque un reloj (o una joya) solo pueden apreciarse cuando se tienen y disfrutan en la mano. Por eso estamos aquí: para transmitir esas sensaciones de encantamiento, sorpresa y, de tanto en tanto, de extrañeza y decepción. Los lectores verán el porqué en en los días por venir.
Así que esta semana, el equipo global de REVOLUTION invade Ginebra y alrededores para llevar a sus lectores lo mejor del SIHH, de manera predominante, pero también de las exhibiciones satelitales en torno al Palexpo helvético, dominado por Richemont que han dado forma a lo que hoy se llama la Geneva Watch Week (semana de la relojería de Ginebra). Espere la usual gran cobertura de las novedades principales en nuestras plataformas internacional (en inglés) y en español, y en nuestra próxima edición impresa de fecha ‘marzo’. Se van a divertir.
FOTOS: © SIHH 2018
