Presentamos los nuevos modelos Black Bay, de Tudor

La colección Black Bay, de Tudor, crece con la incorporación de tres modelos en plata maciza, oro macizo de 18K y acero. #WatchesAndWonders2021.

Tudor

Texto original de Ross Povey

Con el Black Bay Fifty-Eight, parece que Tudor no puede equivocarse. La primera versión con dial negro fue uno de los mayores éxitos recientes de la marca, un logro que podría haber sido ligeramente superado por el Black Bay Fifty-Eight Navy Blue de 2020. Posiblemente el mejor lanzamiento de 2020, un año que necesitaba tantas buenas noticias como fuera posible, el “58 azul” fue un gran éxito según todos los estándares y, de hecho, vio a las marcas firmemente en el club de la lista de espera para su codiciado buceador de inspiración vintage. Ahora, Tudor ha aprovechado el escenario de Watches and Wonders 2021, que reúne a 40 marcas del 7 al 13 de abril en un espacio digital, para todo el mundo, desde Ginebra Suiza, y que tendrá lugar en Shanghai de forma presencial, con 19 marcas, del 14 al 18 de abril, para presentar un cambio de imagen de metales preciosos con nuevos modelos en plata maciza (Black Bay Fifty-Eight 925) y oro macizo de 18K (Black Bay Fifty-Eight 18K). Y, por supuesto, ¡se ven impecables!

Un gris muy original

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La distinción “925” en el nombre del reloj en plata se refiere al estándar para la plata esterlina, donde para calificar como esterlina una aleación debe tener al menos 925 milésimas de plata pura, o 92.5 por ciento. Al igual que los ingredientes clave de Coca Cola o la receta secreta de KFC, la fórmula exacta de esta aleación de Tudor siempre será un secreto. 

El Black Bay Fifty-Eight 925 comparte las proporciones de caja de los 58 anteriores, pero es una bestia completamente nueva. Absolutamente satinado, el reloj también ofrece un fondo de de zafiro, una nueva “primera vez” para Tudor. Para permitir una vista sin obstáculos de su movimiento de manufactura, Tudor ha desarrollado un nuevo calibre, MT5400, que es de tamaño mediano pero está montado en una placa de tamaño completo, para que quepa dentro de la caja de 39 mm pero permita que la parte posterior de la caja brinde una vista completa. El movimiento automático tiene el sello del COSC y cuenta con 70 horas de reserva de marcha. Pero el estándar COSC, con una tolerancia de -4 a +6 segundos, no es lo suficientemente bueno para Tudor, así que la casa se asegura que su precisión quede entre -2 y +4 segundos. 

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Los colores de la carátula y el bisel también son nuevos con el 925. “Taupe” es el color del día, con su emulsión de gris y marrón, encaja bien en el contexto plateado y también es el tema de la correa tejida. Las correas tejidas se han convertido en una vista familiar en los relojes Tudor, desde que la marca se relanzó en 2010 con el Heritage Chrono. Para el observador casual, pueden parecer como una correa textil de estilo NATO, pero una inspección más cercana revela que estas correas son todo lo contrario. Están hechos por una empresa familiar francesa de 150 años, Julian Faure, y están bellamente tejidos con telares viejos en el método tradicional de tejido Jacquard. Y para aquellos que prefieren un look más elegante en la muñeca, también hay una correa de cuero marrón en el cierre desplegable. 

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¡Tudor va por el oro!

La segunda oferta preciosa de Tudor es el Black Bay Fifty Eight en oro amarillo de 18 quilates. Aunque ahora no es inusual ver relojes deportivos en oro, si uno se detiene a pensar en ello, es totalmente oximorónico: un reloj deportivo o herramental en un metal precioso. Pero siempre es popular y un camino por el que Tudor nunca se había aventurado hasta ahora. Escuché un rumor hace años, de un Tudor Submariner de oro único que fue entregado a Comex, pero nunca he tenido suerte para calificar esta historia. El Fifty Eight de 18 quilates, al igual que el 925, tiene un acabado totalmente satinado y también cuenta con el fondo de zafiro y el nuevo movimiento de manufactura MT5400.

La esfera del 18k es lo que Tudor denomina “verde dorado”, que es también el tono del bisel. En mi opinión, es un tono de verde encantador que, junto con el oro mate suave de la caja, está hecho con mucho gusto. La esfera del reloj y las agujas son la combinación familiar de marcadores de hora aplicados en forma redonda y de bastón, junto con las agujas de copo de nieve características de Tudor. El trabajo del metal también es de oro mate de 18 quilates.

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Este es un nuevo punto de precio para Tudor (en torno a los dieciséis mil francos suizos) y muchos se preguntarán si la marca está dejando atrás su propósito de ofrecer los mejores relojes a un precio accesible. Mi opinión es que, en términos de contexto y de otros relojes de buceo de oro de 18 quilates, el reloj es, si no accesible, ciertamente una muy buena relación calidad-precio para lo que es; un reloj deportivo de primera calidad en oro macizo.

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El 18K viene con correas de tela y de cuero. La primera es de color verde con una franja dorada en el centro, lo que, junto con la caja mate, confiere al reloj un aire deportivo que funcionaría en casi cualquier situación. La correa de cuero es de color marrón oscuro, con un broche desplegable.

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Cronógrafos Black Bay renovados

En 2020 se cumplieron 50 años de los cronógrafos Tudor, una historia que comenzó con los relojes Homeplate en 1970 y que fue una piedra angular del diseño experimental y la innovación de la marca durante décadas. Para conmemorar este aniversario, Tudor ha renovado su Black Bay Chrono Steel y le ha dado un nuevo diseño de carátula y estilo de bisel que remite a la época del Big Block de la marca. Al igual que los Black Bay Chronos S&G y Dark anteriores, la caja ha sido revisada para hacerla más elegante en la muñeca y el cronómetro deportivo resultante será sin duda un éxito arrollador.

El nuevo Black Bay Chronograph Steel toma los diseños de carátula “panda” y “panda invertido” y los reimagina para 2021. Los diales son abovedados y están disponibles en negro mate con subdiales blancos o en opalina con subregistros negros. Los contadores son un reflejo de las dos relojes Tudor de 1970 y 1971, con dos subesferas, una de 45 minutos y otra de segundos, además de la fecha a las seis. Los pequeños indicadores están empotrados en la esfera para darles profundidad y mejorar el contraste con todas las luces. Se trata de un Black Bay, por lo que las agujas de “copo de nieve” están presentes, llevando este cronógrafo inspirado en las carreras a profundidades acuáticas también.

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El reloj también tiene un nuevo diseño de bisel, que se remonta a los cronógrafos Big Block de los años setenta y, concretamente, al Big Block 79160 con bisel taquimétrico negro. Tudor siempre ha diferenciado sus referencias dentro de las series por los distintos tipos de bisel; desde los Big Block de la serie 79100, éste ha sido el 60 para el taquímetro negro, el 70 para el bisel giratorio de 12 horas y el 80 para el taquímetro fijo de acero. Así que el reloj Small Block taquímetro negro (la serie posterior a los Big Block) tenía la referencia 79260. A mí particularmente me encanta que este nuevo reloj tenga la referencia 79360. ¡Tal vez algún día, ojalá, tengamos también los 79370 y 79380!

El nuevo crono alberga el calibre de manufactura Tudor MT5813 con su conjunto de rueda de pilares y embrague vertical. Es un gran movimiento y un gran logro para un reloj de este rango de precios. Aunque el reloj está clasificado por el COSC, que establece que un reloj debe tener una precisión de entre -6 y +4 segundos al día, a quí también Tudor ha ido más allá y se ha asegurado de que cada movimiento MT5813 tenga una precisión de entre -4 y +2 segundos al día.

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La caja de 41 mm también ha sido rediseñada, como mencioné al principio de este artículo. El Black Bay Chrono original resultaba muy voluminoso en la muñeca, por lo que Tudor lo remedió en gran medida haciendo que el reborde interior fuera menos profundo y que el cristal también lo fuera. Esto acerca la carátula al cristal, lo que también hace que el reloj parezca menos profundo. Tudor adopta plenamente sus raíces patrimoniales y, para los verdaderos amantes de lo vintage, los pulsadores son una auténtica delicia. La forma se parece mucho a los pulsadores Mk1 que se vieron en los primeros relojes Homeplate y también en los primeros Daytonas con caja Oyster. Es un pequeño detalle, pero muy importante, y es una prueba más de la seriedad con la que Tudor se toma el desarrollo de relojes que, si bien tienen un ojo en el espejo retrovisor, se centran firmemente en el viaje actual y en relojes que se adaptan perfectamente a la vida del siglo XXI. Bravo, Tudor… ¡otra vez!

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