#populares2021 Cartier: una historia sobre el origen

Para distinguir: Cartier de Santos vs. Santos-Dumont

De acuerdo, hablemos sobre el asunto para que no haya confusión. Un Cartier Santos —o Santos de Cartier— es un reloj con tornillos en el bisel y el brazalete. Aunque claramente se derivó del Cartier Santos-Dumont —el primer reloj de pulso de lujo para hombre diseñado por Louis para su amigo Alberto Santos-Dumont—, en realidad fue conceptualizado por una leyenda de la industria llamada Alain-Dominique Perrin, CEO de Cartier de 1975 a 1998.

Tomando en cuenta que él encabezaba Cartier en una era turbulenta, tanto por la Crisis del Cuarzo como por el embargo de aceite de la OPEC y la recesión global económica de 1973 a 1975, sabía que debía pensar de manera creativa.

Impulsado por el enorme éxito de los relojes Le Must de Cartier —la línea de distribución más económica de la marca— lanzados el año anterior, en 1977, introdujo un nuevo reloj revolucionario llamado el Santos con el objeto de unir el lenguaje de diseño con toda una nueva generación.

Perrin quería crear algo verdaderamente audaz en el contexto de la historia de Cartier y eso era producir el reloj en acero. Sin embargo, siempre deseó que el reloj aludiera a la grandeza de Cartier, y entendió el modesto pero estratégico uso de elementos de oro que podrían tanto elevar la percepción del valor del reloj como crear un sello visualmente identificable.

Y así, fijó un bisel de oro al reloj con tornillos de acero; luego, con un genial trazo de diseño, usó el par inverso de tornillos de oro en el brazalete de acero y comenzó la era del reloj de vestir en dos tonos.

El resultado fue uno de los relojes más icónicos de la historia y un éxito arrollador para Cartier. En 1987, con Perrin aún a cargo, Cartier presentó el Santos Galbée (una palabra que literalmente significa curvado o bien proporcionado), en el cual aumentó ligeramente las dimensiones de la caja y se suavizaron las orillas del reloj para darle su forma sumamente atractiva.

Este es el reloj en oro amarillo que Michael Douglas usó en Wall Street y se convirtió en sinónimo de fama y estilo durante esa década. Considerando el hecho de que la película salió al público en ese año, esto significa que el film tuvo acceso al prototipo mucho tiempo antes de su lanzamiento.

Tuve el placer de trabajar para Alexander Kitman Ho, el productor de la película, y recuerdo que el decía: «Todo fue meticulosamente seleccionado por Oliver Stone para el rodaje. Los puros eran Davidoff, tenían que ser los Davidoff cubanos. Los trajes fueron confeccionados por el increíble Alan Flusser. El reloj debía ser Cartier».

Aunque todavía es un misterio cómo obtuvieron el prototipo para la película, el Santos Galbée en oro amarillo sigue siendo hasta hoy uno de mis relojes de vestir predilectos —por supuesto que amé el regreso del Santos en 2018, ya que rinde un fiel tributo a mi adorado Santos Galbée, pese a que lo hayan actualizado perfectamente para satisfacer las necesidades del consumidor moderno con una caja más grande—.

Dicho lo anterior, aclaremos también lo siguiente: cualquier reloj denominado Santos-Dumont se remonta a un reloj creado en 1904 y se diferencia del diseño del Cartier Santos; es un reloj de vestir y siempre luce una correa de piel como el original.

Un Santos-Dumont es más delgado y la forma de su bisel es diferente a la del Santos. Piénsenlo así: es un reloj creado para un flâneur (paseante) o un boulevardier (persona mundana) comparado con la naturaleza deportiva elegante del Santos. Lo sorprendente del Santos-Dumont es que, a pesar de haber sido creado hace más de un siglo entero, su diseño es tan vehementemente relevante hoy en día como en el año en que nació.

El Santos-Dumont es también de esos relojes trascendentales de Cartier del que otros clásicos de Cartier se han derivado, como el Santos 1978 y el Panthère 1983. El Panthère es, de hecho, casi idéntico al Santos-Dumont, salvo por la adición de la corona que resguarda la integridad de su hermoso brazalete de eslabones tipo ladrillo.

El Santos-Dumont fue comercializado en 1911 por Louis Cartier con un movimiento de Jaeger, y pronto se convirtió en la insignia del club de los hombres más elegantes del mundo. Desde la perspectiva de diseño, lucía un bisel con remaches (inspirado en los de la Torre Eiffel). El reloj del 90º aniversario (lanzado ya avanzado 1996) presentaba esta característica, así como los relojes CPCP de 1998.

Cabe destacar que el reloj del 90º aniversario con su carátula de color salmón, manecillas Breguet, caja de platino y con diámetro de 36 mm por 27 mm —del cual se fabricaron solo 90 ejemplares— es uno de los más abrumadoramente hermosos en existencia.

El Santos-Dumont fue modernizado y lanzado en 2019 con movimiento de cuarzo, y en enero 2020, ese mismo reloj reapareció, pero esta vez, con movimiento mecánico de cuerda manual. Es interesante notar que desde su reintroducción en 2019, el bisel del Santos-Dumont luce pequeños tornillos en lugar de remaches.

¿Cuál es el propósito de esta lección de historia? Bueno, pues demostrar que, aunque Cartier siempre ha sido una maison enormemente exitosa y con historia, alcanza marcas particularmente altas cuando es dirigida por líderes firmes, innovadores y perspicaces.

Lo cierto es que, desde 2016, con base en la excelencia de los relojes que ha lanzado, su CEO ha demostrado que posee una sensibilidad creativa singular porque, cada vez que Cartier lanza algo como el Santos, el Panthère o el Santos-Dumont —o el Pasha el año pasado —, lo ha hecho bien.

Supongo que esto no sorprende, si consideramos que el actual CEO, Cyrille Vigneron, es un hombre que puede disfrutar los matices de la interpretación de Horowitz a la Rapsodia Húngara Núm. 2, de Liszt, o la tensión dinámica entre acidez y fruta en los vinos Coche-Dury.

Mi punto es que él es sensible a los detalles de la belleza, por lo que no sorprende que él y el equipo de Cartier hayan creado conjuntamente una de las colecciones de relojes más grandes, comercialmente atractivas, versátiles y hermosas en 2020, en particular con el lanzamiento de las versiones extragrandes del Santos-Dumont —cada una nombrada como los aviones del famoso aviador brasileño—, con la presentación del reinterpretado Tank Asymétrique y con el relanzamiento del icónico Pasha.

Ya que hemos tratado el tema del Santos- Dumont, veamos primero estos. El más evocativo y físicamente más grande de estos relojes es el llamado «La Demoiselle», que tiene caja de platino de 46.6 mm por 33.9 mm y una excepcional carátula beige con patrón guilloché inspirado en los sombreros Panamá siempre presentes de Santos-Dumont.

El reloj también cuenta con manecillas negras Breguet, una escala de minutos chemin de fer y los índices romanos insignia del modelo. Un lindo toque es el rubí cabuchón engastado en la enorme corona, el cual se usa para dar potencia al calibre de cuerda manual 430 MC, basado en el Piaget 430P de 2.1 mm de grosor. La selección de este movimiento permite que la caja mida unos delgados y elegantes 7.5 mm de grosor. Será lanzado en edición limitada a 30 ejemplares; viene con una segunda correa con patrón de sombrero Panamá y cuesta CHF 41,600.

Las ediciones limitadas Santos-Dumont también se expresan en tres versiones, todas con caja de 43.5 mm por 31.4 mm. La versión en platino de 100 piezas en Le Brésil tiene una carátula ligeramente gris, correa de piel de cocodrilo, un rubí cabuchón para la corona y vale CHF 17,800. La magnífica La Baladeuse de 300 piezas viene en una caja de oro amarillo con carátula de color champagne, correa verde de piel cocodrilo y vale CHF 13,600; finalmente, el bicolor Le 14 Bis de 500 piezas con carátula negra, que vale CHF 6,850.

Sobre el tema del Santos, echemos un rápido vistazo a algo que encontré sumamente llamativo: versiones todo en negro del Cartier Santos —es el reloj deportivo elegante con brazalete de metal— lanzado el año pasado. De alguna forma, igual que la tensión dinámica que se observa en los vinos Coche-Dury, me gusta el elemento discreto que presenta este modelo. También me agrada que Cartier haya hecho un brazalete de caucho que replica fielmente la apariencia del brazalete de un reloj de metal hasta en la adición de sus tornillos insignia. Y sí, este reloj también viene con correa de piel de cocodrilo, pero es aún un Santos y no un Santos-Dumont. Mide 47.5 mm por 39.5 mm, con grosor de 9.38 mm, tiene movimiento automático y vale CHF 7,600 para el modelo ADLC.

Pasha de Cartier

Ahora que hemos hablado del Santos, cambiemos de engranes para discutir sobre un nuevo Cartier que se siente como el Pasha de Cartier 1985, diseñado por el gran Gérald Genta. El Pasha recibe su nombre del pachá de Marrakech, Thami El Glaoui —alias «Lord del Atlas»— quien, en el contexto de los años treinta, fue uno de los hombres más ricos del mundo.

Curiosamente, mientras que su padre era el qaid de Telouet, su madre era una esclava. Ascendió a su posición cuando su hermano mayor murió prematuramente. Su fortuna, adquirida a través de acciones de minas francesas y otros negocios, se estimaba en USD 50 millones en esa época, que se traducirían a USD 880 millones hoy en día.

En 1932, le encargó un reloj a prueba de agua a Louis Cartier para poder usarlo en su alberca, el cual Cartier le entregó en 1933. Y ahí es donde comienza el misterio, porque se desconoce dónde se encuentra el original e incluso es poco clara la configuración del reloj.

Ahora vayamos a los ochenta, cuando Alain-Dominique Perrin estaba en la cima de su creatividad. Es evidente que había un mercado para relojes de lujo a prueba de agua, con piezas como el Ebel 1911 Classic Wave, cuya popularidad aumentaba, y el Rolex Submariner de oro sólido en una posición dominante.

Cartier tomó la mitología del Pasha y le pidió a Gérald Genta que plasmara su visión de este reloj. Y en 1985, nació el Pasha de Cartier. Era un reloj clásico de 38 mm con una caja gruesa, asas centrales estilizadas al centro con terminales en cruz y una cubierta atornillable genial que cubría la corona y presentaba resistencia al agua.

Este sistema de hecho se derivó de los relojes militares de los treinta y como tal, fue un maravilloso diseño creativo. El Pasha fue, por supuesto, un enorme éxito y pronto tendría una gran variedad de modelos: el Pasha Calendario Perpetuo con un movimiento Génta, el Pasha Seatimer con un bisel giratorio, el Pasha «Golf» y mi favorito, el Pasha Grid, el cual tiene una especie de rejilla protectora sobre el cristal, lo cual también se derivó de los relojes militares de la época. Esto en el delicado brazalete ladrillo «Figaro» en oro amarillo fue una obra de decadencia opulenta y deslumbrante.

Lo que intento explicar es que había muchos modelos de Pasha de dónde escoger. «De hecho, fuimos a la bóveda y allí estaban todos los diversos ejemplares creados a lo largo de la historia de los modelos», dice Cyrille Vigneron. «Al final, nos concentramos en un reloj que se alineara profundamente con el espíritu del original del modelo de 1985 con sus número arábigos, pista de minutos, caja dinámicamente compensada y manecillas insignia azuladas en forma de espada».

El nuevo Pasha es justo eso: un reloj esencial e icónico, alineado a su predecesor, ahora aumentado a 41 mm, con una función de fechador y con una inclinación al pragmatismo contemporáneo. Luce un brazalete de cambio rápido y correa, y está disponible en versiones de acero y oro amarillo con movimiento automático 1847 MC; vale CHF 6,300 (en acero) y CHF 16,500 (en oro amarillo). También hay versiones esqueletizadas fantásticas, donde la pista de los minutos y los números arábigos se convierten en puentes funcionales que me fascinan.

Esta pieza está realizada con cuerda manual, una versión de solotiempo en acero que vale CHF 260,000, y dos versiones de tourbillón volante: una en oro rosa, que vale CHF 94,500, y la otra en oro blanco con diamantes, que vale CHF 136,000.

Tank Asymétrique

Los treinta, a pesar de toda la agitación política y económica, fue un período de profunda fecundidad para Louis Cartier. En 1936, creó a lo que llamó Tank Oblique para ajustarse a las necesidades de los conductores.

La caja en forma de paralelogramo lucía una carátula inclinada diagonalmente, de manera que, cuando las manos del conductor estaban en el manubrio a las 9 y a las 3 horas, la carátula estaba orientada en posición vertical. El reloj rebautizado después como Tank Asymétrique se convirtió en uno de los modelos más buscados y reconocibles gracias a su originalidad en el diseño.

En 1996, el Asymétrique fue revivido por CPCP, Collection Privée Cartier Paris (un proyecto liderado por la ahora CEO de Boucheron, Hélène Poulit-Duquesne, para rendir un homenaje a los iconos históricos de Cartier), en dos ediciones limitadas de 100 relojes en platino y 300 en oro amarillo con índices arábigos. Estos relojes se adhirieron a las proporciones del reloj original y son pequeños en comparación con los gustos modernos; como los relojes originales, no tenían asas centrales.

En 1999, Cartier lanzó dos juegos de relojes producidos en versiones para zurdo y para diestro, cada una limitada a 99 piezas para conmemorar el Macau Handover. El reloj, en tamaño más pequeño, lucía una carátula con números romanos pero con un número 9 arriba aplicado en oro de 18K que formaba un «99». Todos estos relojes miden 23 mm por 32 milímetros.

Luego, en 2006, Cartier presentó una versión CPCP con 150 piezas en oro amarillo, con carátula con numerales romanos —esta vez en un mayor tamaño— y un asa central, que yo prefiero. Nótese que también se hicieron algunos relojes únicos en platino con esta configuración. Hoy, estos relojes CPCP son de los más ávidamente coleccionados por los admiradores de Cartier.

Para 2020, Cartier ha traído de vuelta el Asymétrique, pero ahora con un nuevo tamaño extragrande que mide 47.15 mm por 26.2 mm. Lo que es llamativo es que Cartier ha regresado a la carátula de índices arábigos del original.

Después de todo, si la razón de ser de un reloj es la legibilidad mientras se maneja, es lógico que los índices arábigos sean el camino a seguir. Todos estos relojes tienen un calibre de cuerda manual 1917 MC. Están hechos en oro rosa, oro amarillo y platino, en 100 ejemplares cada uno, con un precio de CHF 27,200 (en oro rosa y amarillo) y CHF 30,800 (en platino).

También son fabricados en versione esqueletizadas, de nuevo, con la pista cuadrada de los minutos, y los índices se convierten en puentes del movimiento. Estos han sido fabricados en oro rosa, platino y platino con diamantes y valen CHF 60,500 (en oro rosa), CHF 68,500 (en platino) y CHF 96,000 (en platino con diamantes).

Concluimos con esto nuestro recorrido por las novedades Cartier 2020, una selección absolutamente emocionante de los nuevos relojes con una excelente conectividad con la historia de la marca, complementados por llamativos tamaños modernos.