Fue el 31 de agosto de 1997 cuando la princesa Diana Frances Spencer de 36 años respiraría por última vez, al ser herida de muerte en un accidente automovilístico, en el túnel del Pont de l’Alma, en París.
Seis días después, el derramamiento de pena de todo el mundo se dio cuando finalmente le dieron un último adiós; quizás uno de los puntos más grandes de unidad global que podemos recordar, pero ¿por qué su impacto en la sociedad fue tan profundo?
A 20 años de su muerte, la princesa Diana sigue siendo venerada por su trabajo caritativo a un nivel que nadie en su lugar se hubiera atrevido a emprender. Sus labores con la difícil situación de los enfermos de SIDA e incluso una enfermedad tan antigua como la lepra eran tan esclarecedores como inspiradores.
Para la comunidad relojera, tal vez, más que el hecho de que ella era la princesa de Gales, era conocida por ser una mujer con impecable sabor, luciendo el Tank de Cartier en muchas fotografías icónicas, que por cierto, se dice ha sido la personalidad de la princesa Diana más fotografiada de su tiempo.
Hay, sin embargo, una historia mucho más entrañable de la princesa Diana y un par de relojes que deberían agregar a su memoria.
La historia cuenta que mientras asistía a un evento de polo, en 1981, en el Guards Polo Club de Windsor para ver a su futuro esposo y príncipe Carlos en el campo, la futura princesa Diana fue fotografiada usando dos relojes en la misma muñeca.
El reloj con el brazalete de oro es conocido por ser suyo, el otro reloj, más grande en su muñeca, se cree haber pertenecido al príncipe Carlos. Una manera extremadamente alentadora, aunque de viejo mundo, de retratar su apoyo a su esposo quien estaba en el campo.
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Por supuesto, también fue su relación con el príncipe Carlos los que más tarde llevaría a algunos de los días más oscuros en la vida de la princesa Diana, pero hoy, exactamente 20 años después del día en que el destino tomó su vida demasiado pronto, la recordamos por el impacto positivo y el legado que dejó en un mundo que sigue amándola.
