Grand Seiko: arte natural

Este imposiblemente hermoso Grand Seiko Snowflake nos recuerda por qué la casa nipona se merece un lugar en las altas esferas de la relojería.

GRAND SEIKO

Tras la Crisis del Cuarzo que vapuleó la relojería suiza y el notable crecimiento de la horología japonesa, la década de 1980-90 fue una época de transición, donde el resurgimiento de la relojería mecánica y el fortalecimiento de la electrónica convivieron para, al tiempo, definir con claridad sus respectivos rumbos (y clientelas).

Por un lado, estaban los relojes mecánicos tradicionales que ofrecían legado y clasicismo que se acompañaban de su inherente imprecisión y fragilidad, y por el otro, los relojes de cuarzo, infinitamente más precisos y aguantadores, pero con menor valor tradicional y la exigencia del uso de una batería no muy confiable. Esta dualidad se mantuvo invariable por dos décadas hasta que, en 1999, el dilema que separaba tradición mecánica de precisión electrónica fue magníficamente resuelto por Seiko y su Spring Drive, sistema que combinó —como nadie más lo ha hecho— ambas tecnologías.

Incorporación a Grand Seiko

La historia y los detalles que dan vida a Spring Drive son tan amplios que merecen su propia revista entera, pero podemos resumirlo así: como su nombre lo indica, el concepto de los calibres Spring Drive es que son impulsados por una espiral (como en cualquier reloj mecánico), pero ofrecen la precisión de un reloj electrónico. Un equipo de ingenieros y relojeros tardó más de veinte años en hacer realidad este sueño de Seiko y otros seis años antes de que una versión de cuerda automática hiciera que Spring Drive fuera adecuada para su incorporación en un Grand Seiko. Fue un largo camino, pero finalmente abrió un nuevo episodio en la relojería. Así, en 1999, Spring Drive se lanzó en Baselworld y se ha convertido en uno de los desarrollos más importantes en la historia reciente de la relojería de lujo.

Precisión de Grand Seiko, incomparable

Los dos elementos clave detrás de la función de cualquier reloj son su fuente de energía y su sistema de control. En Spring Drive, la fuente es un resorte principal (barrilete), que acciona un tren de engranajes, como ocurre en todo reloj mecánico. Un rotor, conectado al extremo de estos engranajes, genera una pequeña carga eléctrica que activa un circuito electrónico y un oscilador de cuarzo. Por ello, su precisión es incom- parable con la de un reloj motivado por un resorte convencional. Sin discusión, el desarrollo del movimiento base 9R Spring Drive fue posible porque Grand Seiko es uno de los pocos fabricantes con experiencia en relojes mecánicos y electrónicos. No olvidemos que Seiko tiene más de cien años haciendo relojes.

A 20 años del nacimiento de Spring Drive, Seiko lo celebra por medio de la emisión de varios relojes conmemorativos especiales, siendo los más especiales referencias de la regia submarca Grand Seiko. El reloj que ilustra este artículo es el codiciado Grand Seiko Snowflake (SBGA211) que naturalmente va impulsado por un calibre Spring Drive (particularmente el 9R65).

En el Snowflake, la caja y el brazalete están fabricados con titanio de alta intensidad que, además de ser 30 por ciento más ligero que el acero, proporciona un acabado resistente a los arañazos y a la corrosión. En la manufactura de la firma en Shiojiri, las cajas reciben el famoso trata- miento de pulido Zaratsu, que proporciona definición a cada una de las aristas y superficies.

Nieve áspera

La carátula «nevada» del Snowflake (copo de nieve, en inglés) honra no solo el nombre del reloj, sino a los artistas de Seiko que, mediante el uso de técnicas milenarias de acabado y decoración, dan vida a las ex- quisitas carátulas de cada Grand Seiko. La carátula Snowflake, utilizada por primera vez en 2005, se caracteriza por una textura que muestra una superficie de nieve áspera, que es causada por el frío severo y que es una rúbrica invernal del lugar donde se emplaza la manufactura de Seiko.

El dial se construye a partir de múltiples capas para crear el efecto texturizado de la nieve. Rompiendo un poco el clasicismo, a las 8 en pun- to está el indicador de reserva de marcha del movimiento 9R65.

La visión relojera de Seiko es inmejorablemente explicada en cada uno de sus artísticos y lujosos Grand Seiko, en tanto que su visión tecnológica de avanzada es definida en cada calibre Spring Drive. El Snowflake conjuga perfectamente ambos elementos y confirma la maestría sin par de la casa japonesa, experta en la fusión de la técnica y el arte.