Así evolucionó el bisel giratorio de los relojes de buceo

El bisel giratorio es el rasgo característico de un reloj de buceo, pero ¿sabes cómo se usa realmente? El buzo de Revolution explora los límites de la no descompresión y los intervalos en la superficie, así como los numerosos esfuerzos que han hecho los relojeros a lo largo de los años para mejorar el componente más reconocible de estos relojes.

La historia del bisel giratorio de buceo

El bisel giratorio es el rasgo característico de un reloj de buceo, reconocible desde lejos y tan elemental que pareciera que siempre ha existido o evolucionado como la perfecta aleta dorsal de un depredador marino. De hecho, este sencillo componente hizo su aparición en los relojes acuáticos, a principios de la década de 1950, por necesidad, a instancias de esos primeros buzos que necesitaban algo para medir sus tiempos de inmersión.

Desde entonces el bisel de buceo ha cambiado, ha sido mejorado, ha adoptado infinidad de formas y ahora, irónicamente, apenas es utilizado para el propósito para el cual fue ideado.

Aunque las computadoras digitales del buceo han suplantado en gran medida los relojes análogos en las muñecas de los buzos, el guardatiempo de buceo y su componente distintivo siguen siendo tan populares como siempre, más como símbolo de aventura y de robusta funcionalidad que como una herramienta necesaria.

Triada y el bisel giratorio

Mucho antes de la década de 1950 ya había relojes de buceo y biseles giratorios. Rolex colocó un gran bisel giratorio en su ultra raro Zerographe en la década de 1930 y fue durante esos años cuando Officine Panerai vendía resistentes relojes subacuáticos a la armada italiana para sus buzos de combate. Pero los primeros relojes de buceo realmente construidos con ese propósito hicieron su debut en 1953, cuando Blancpain, Rolex y Zodiac lanzaron relojes que se convertirían en los modelos a seguir para los relojes de buceo.

El Rolex Zerographe ref. 3346 fue el primer reloj de pulsera con un bisel giratorio (alrededor de 1930) (Imagen: phillips.com)
El Rolex Zerographe ref. 3346 fue el primer reloj de pulsera con un bisel giratorio (alrededor de 1930) (Imagen: phillips.com)
Un anuncio de Rolex para el Turn-O-Graph, su primer reloj de buceo de producción con un bisel giratorio (alrededor de 1950) (Imagen: phillips.com)
Un anuncio de Rolex para el Turn-O-Graph, su primer reloj de buceo de producción con un bisel giratorio (alrededor de 1950) (Imagen: phillips.com)
La historia del bisel giratorio de buceo

¿Por qué el bisel giratorio se convirtió en un componente de rigor para los relojes de buceo, y cómo fue que llegó a convertirse en la norma ISO 6425, el estándar internacional que determina si un reloj puede considerarse de buceo? Para entender eso quizás sea mejor dar un paso atrás y observar cómo y por qué se usan estos biseles de cronometraje en primer lugar.

ES GENIAL

Para un buzo es crucial llevar el registro del “tiempo de inmersión”, es decir, el periodo transcurrido bajo el agua. Esto se debe a que hay un número máximo de minutos que un buzo puede permanecer en cada profundidad antes de que la acumulación de nitrógeno comprimido en los tejidos del cuerpo exceda niveles seguros.

Si esto sucede, el buzo no puede ascender directamente a la superficie sin hacer pausas para descomprimir o “desgasificar” el nitrógeno. Por ello, un buzo debe prestar atención al “límite de no descompresión” en cada profundidad. Un método común consiste en memorizar la “fórmula del 120”, la cual dice que 120 menos la máxima profundidad (en pies) indica el número de minutos que se puede permanecer allí. Así, en una inmersión a 80 pies, el límite de no descompresión es de 40 minutos, y puede leerse en el bisel del reloj.

Desde luego, si un buzo rebasa los límites de no descompresión, deberá pagar una especie de penalización subacuática y permanecer varios minutos a diferentes profundidades al ascender a la superficie (con la esperanza de tener suficiente aire en el tanque) para hacer la descompresión. Estos intervalos también deben ser medidos con el reloj y, una vez más, el bisel entra en acción para llevar el control de estos periodos más breves. Para este fin resultan muy útiles las marcas de los primeros 15 o 20 minutos en la mayoría de los biseles.

Hoy en día, las computadoras de muñeca hacen todo esto por el buzo; pero antes de finales de la década de 1980, el bisel giratorio del reloj seguía siendo la tecnología más avanzada, y lo había sido por más de 30 años. Para una industria que se ufana de crear movimientos con complicaciones para resolver problemas, el bisel giratorio es brutalmente simple. Sin embargo, tal vez por el deseo de los relojeros de hacer modificaciones y mejorar esos primeros biseles giratorios, aun cuando hacían su trabajo adecuadamente, la historia ha visto numerosas variantes de este tema.

Tudor Submariner Pointed Guard Gilt Dial Ref. 7928
Tudor Submariner Pointed Guard Gilt Dial Ref. 7928

BISEL BLOQUEADO

Blancpain fue la primera compañía en hacer un bisel unidireccional (el roquete sólo se movía en dirección contraria a las manecillas del reloj). Un bisel unidireccional es útil pues, si llega a golpearse por algún movimiento brusco, sólo restará tiempo de inmersión al buzo y no lo pondrá en peligro de exceder el límite de no descompresión.

Blancpain Fifty Fathoms "Rotomatic Incabloc" ref. 1573 (circa 1950s) (Imagen: antiquorum.com)
Blancpain Fifty Fathoms "Rotomatic Incabloc" ref. 1573 (circa 1950s) (Imagen: antiquorum.com)
Blancpain Fifty Fathoms Tribute to Aqua Lung (Photography: Gishani Ratnayake)
Blancpain Fifty Fathoms Tribute to Aqua Lung (Foto: Gishani Ratnayake)

Otro método para proteger el bisel contra movimientos accidentales es bloquearlo, lo cual se ha hecho de distintas formas innovadoras a lo largo de los años. En 1970 hizo su debut el Plongeur Professionel de Omega, el formidable Ploprof, con una enorme caja de un solo bloque y un extraño botón rojo a un lado. Presionar ese pulsador era la única forma en que se liberaba el bisel para girarlo y el truco era (y sigue siéndolo en la versión moderna) hacerlo con una mano, usando el pulgar y otros dos dedos.

1970’s Seamaster 600 Plongeur Professionel
1970’s Seamaster 600 Plongeur Professionel
La versión moderna del Omega Seamaster Ploprof 1200M bisel giratorio reloj de buzo
La versión moderna del Omega Seamaster Ploprof 1200M

A finales de la década de 1960, varias compañías de relojes decidieron que la mejor forma de proteger el bisel era colocarlo debajo del cristal. Esto no sólo evitaría que se golpeara, sino que también permitiría colocar las marcas de tiempo transcurrido más cerca de la carátula y de las manecillas. Para controlar el anillo se necesitaba una corona extra, y así nació una de las versiones icónicas del reloj de buceo: el de doble corona, un estilo que ha perdurado hasta nuestros días en relojes.

El diseño de doble corona resulta atractivo, pero no es el más ergonómico para su uso en el mundo real, pues requiere girar una diminuta corona, frecuentemente con los guantes puestos.

La versión vintage (abajo) y la interpretación moderna (arriba) del Alpina Seastrong Diver Heritage
La versión vintage (abajo) y la interpretación moderna (arriba) del Alpina Seastrong Diver Heritage

SOBREPROTECTORES

Algunas marcas han llevado al extremo la protección del bisel al usar el modelo de anillo interno de cronometraje y agregar un seguro a la corona. El Hublot Oceanographic es una hazaña tecnológica, con un cronógrafo central de minutos, una enorme caja de titanio y resistencia al agua a 1,000 metros de profundidad.

El audaz anillo de cronometraje se encuentra debajo del cristal de zafiro y es controlado por una corona, situada a las 10 en punto, que lo mantiene en su sitio con engranes de precisión y está protegida con una palanca de bisagra. Aunque está bien protegida, manejarla es un reto para el buzo, y quizás sea un ejemplo de que la mejor solución suele ser la más sencilla.

Jason Heaton, nuestro buzo oficial de Revolution, usando el Hublot Oceanographic 1000 al bucear en el Estrecho de Mackinac (Fotografía: Gishani Ratnayake)
Jason Heaton, nuestro buzo oficial de Revolution, usando el Hublot Oceanographic 1000 al bucear en el Estrecho de Mackinac (Fotografía: Gishani Ratnayake)

IWC es conocido por relojes de buceo rebosantes de ingeniería, y desde el primero que hizo, el Aquatimer de doble corona, de 1967, la marca de Schaffhausen ha acumulado una impresionante línea de relojes subacuáticos que han incorporado biseles internos, además de los externos tradicionales. La más reciente adición al linaje del Aquatimer emplea una tecnología de vanguardia que IWC llama “SafeDive”. El anillo de cronometraje se encuentra debajo del cristal de zafiro, pero en lugar de ser manipulado con una segunda corona, funciona con un bisel externo.

Los biseles externos siguen siendo los de diseño más ergonómico, pero debido a su ubicación están expuestos a sufrir daños. Aunque no es habitual, en algunos casos un bisel puede zafarse de un reloj con un golpe.

IWC Aquatimer Chronograph “Sharks” Edition
IWC Aquatimer Chronograph “Sharks” Edition

MUNDO MATERIAL

Además de las marcas, la manipulación y la protección, los biseles también han evolucionado desde su aparición en lo que respecta a materiales. Los primeros eran simplemente anillos de aluminio estampados y colocados a presión. Algunos fueron hechos de baquelita, una primera variedad de plástico susceptible a fracturas, mientras otros, como los de Doxa, estaban hechos de resistente acero grabado.

El punto débil de todos estos materiales es su susceptibilidad al desgaste y las rayaduras; por ello, en los últimos diez años las marcas han desarrollado nuevos materiales para elaborar sus biseles. El zafiro fue el primero, seguido de la cerámica, ambos prácticamente a prueba de ralladuras y desgaste. Omega, por su parte, ha empleado un material propio llamado LiquidMetal, que tiene todas las ventajas de la cerámica, pero ofrece mayor flexibilidad, colores y mejor apariencia.

Los biseles de los relojes de buceo no se usan mucho para cronometrar inmersiones o vigilar límites de no descompresión, pero aún pueden ser útiles para un buzo, por ejemplo, en la navegación, cuando es crucial cronometrar el nado de cierta distancia o para medir el tiempo entre inmersiones (el “intervalo de superficie”). Y por supuesto, en caso de que falle una computadora de buceo, en la muñeca de un buzo que recuerde la “regla de 120” un reloj tradicional de buceo puede resolver el problema. Pero más allá de estos usos, el reloj de buceo es la carta de presentación del buzo, un símbolo de esta comunidad de gente aventurera que sigue explorando el mundo submarino.

La historia del bisel giratorio de buceo