La colección Classics, de Frederique Constant, se ha consolidado a lo largo de los años por su combinación entre tradición y elegancia. Este año, la maison vuelve a las raíces de una de sus series insignia, la ‘Classics Automatic’, con cinco nuevos modelos de cuerda automática: tres en versión Index y dos en versión Heart Beat.
Classics Index Automatic, de Frederique Constant
Los cánones estéticos atemporales de Frederique Constant se hacen presenten en estas nuevas piezas. Entre ellos: una esfera guilloché, una ventana de fecha discreta, agujas tipo Breguet y delicados índices en forma de números romanos. Estos últimos vuelven al corazón de la línea Classics Index Automatic, en el centro de tres nuevas versiones con movimientos automáticos.
El primero ofrece una caja chapada en oro rosa que se lleva sobre una correa de piel negra, con una esfera plateada coronada por tres agujas que indican las horas mediante 12 índices desplegados en una ronda horaria circular satinada: una composición prestigiosa y de elegancia atemporal.
Las otras dos versiones utilizan esta composición con caja de acero: una con esfera plateada y la otra con esfera color caqui, ambas embellecidas por una correa de piel negra. Los modelos están accionados por el calibre automático FC-303, que ofrece 38 horas de reserva de marcha.
Classics Heart Beat Automatic, de Frederique Constant
Estas dos últimas versiones con esfera plateada o caqui – que presentan las mismas características estéticas que los modelos Classics Index Automatic – ofrecen una variante rica en simbolismo, gracias a una alternativa “Heart Beat”. Este diseño inventado por Frederique Constant realza de manera única el corazón palpitante del reloj, de ahí su nombre.
El primer reloj Heart Beat de Frederique Constant vio la luz en 1994. Desde entonces, su diseño original ha sido retomado y copiado con frecuencia, pero nunca de manera tan pura y auténtica como en un reloj Frederique Constant. Eso es lo que ofrecen hoy estos dos Classics Heart Beat Automatic: un homenaje al espíritu fundacional de la Maison, el redescubrimiento de un diseño que a su vez está en la línea de los clásicos de la alta relojería.
Estos últimos, que laten al ritmo del calibre automático FC-310, tienen una reserva de marcha de 30 horas.
