La grandeza de Audemars Piguet en su museo

Está previsto que a mediados de año se inaugure el tan esperado Musée Atelier Audemars Piguet. Conversamos con el director del recinto, y conocimos el nuevo reloj [Re]Master 01.

Audemars Piguet

Texto original: Stephanie Ip

No hace falta decir que las personas que trabajan en el Departamento de Patrimonio de Audemars Piguet conocen bien su historia. No solo la historia de los relojes per se, sino la historia en general. Hemos hablado anteriormente con Michael Friedman, historiador de AP, un bibliófilo que podría enseñar sobre la filosofía del tiempo tan fácilmente como el tema de los relojes.
Sebastián Vivas también está cortado con la misma tijera. Licenciado en Historia, Vivas empezó a trabajar en el Museo Internacional de Historia para financiar sus estudios. El museo celebraba entonces su 125º aniversario y Vivas se encontraba hojeando la primera revista profesional de relojería, el Journal Suisse d’horlogerie, leyendo sobre los últimos 125 años de cultura, técnicas, economía, distribución, publicidad y marketing en el campo de la relojería. «Fue la mejor introducción», recuerda Vivas. «Pasé absorbiendo más de 100,000 páginas tratando de entender lo que había en ese periódico».
Fue también por este ejercicio en particular por lo que Vivas se dio cuenta de que había una necesidad apremiante en el campo de la relojería de comunicar mejor su historia. «La Crisis del Cuarzo abrió una gran brecha —explica—. Durante el renacimiento de los relojes mecánicos, la historia comenzó a convertirse en un instrumento de marketing muy importante, y muchas empresas comenzaron a abrir museos y publicar libros para tratar de eliminar este vacío que ha interrumpido nuestra historia».
Al terminar sus estudios, Vivas envió cartas a varios fabricantes para ofrecer su ayuda. Aceptó un puesto en Jaeger-LeCoultre antes de unirse a Audemars Piguet, en 1992. En ese momento, Audemars Piguet tenía una sala de exposición. En 2004, la compañía había ampliado la exposición para abarcar todo el edificio histórico —el edificio más antiguo de la compañía—, donde Jules Louis Audemars y Edouard Auguste Piguet establecieron su taller, en 1875.

Eras de la casa fusionadas

De una habitación en 1992 a un edificio en 2004, Audemars Piguet está listo para acoger su propio museo en el Valle de Joux este año. Para construir un espacio que pudiera albergar sus artesanías vivas y sus venerables tesoros, Audemars Piguet organizó un concurso de arquitectura para encontrar al socio adecuado para ampliar sus instalaciones históricas. Cinco empresas de arquitectura se presentaron. El pliego de condiciones del concurso fue redactado por el propio Vivas.

«Fue un gran privilegio porque entonces pude seguir todo el proyecto desde el principio hasta hoy —comenta—. Se trataba de crear una experiencia para los visitantes que les hiciera comprender las diversas facetas y la profunda identidad de Audemars Piguet. Por esta razón, hablamos de la conexión de los opuestos; pasado y futuro, alcance internacional y raíces profundas, artesanía y alta tecnología, visión y tradición… todos estos elementos se fusionan».

El verdadero desafío, sin embargo, estaba en el edificio físico. «Tenía que sentirse como una gran complicación y ser respetuoso con el paisaje. Pedimos lo absolutamente imposible —admite Vivas—. Solicitamos un edificio súper emblemático que todo el mundo pudiera reconocer y recordar, pero totalmente respetuoso con el entorno local, que es muy tranquilo, y con la arquitectura local también».

Riéndose tímidamente, Vivas comenta: «Pensé que nadie lo haría. Pero final- mente la idea del Grupo Bjarke Ingels (BIG) fue muy inteligente. No construyeron realmente un edificio, sino que lo convirtieron en parte del paisaje. Es parte del entorno que se puede ver, reconocer y admirar. Pero no compite con el viejo edificio porque está ubicado mucho más abajo. Está muy bien articulado».

Una visita al atelier

Audemars Piguet

El pabellón espiral de alto concepto de BIG se yergue sutilmente sobre el suelo, con paredes de vidrio estructural curvado que soportan un techo de acero, mientras que una malla de latón corre a lo largo del borde exterior de la estructura, para regular la luz y la temperatura. El techo, cubierto de vegetación, también contribuye a regular la temperatura y a absorber el agua. Se integra perfectamente con el paisaje que lo rodea y nada parece fuera de lugar en el valle de Le Brassus.

Dentro del museo, cada visita es guiada por los propios relojeros. Las paredes de vidrio curvado convergen hacia el centro de la espiral, donde se encuentran las Grandes Complicaciones y los talleres de los Métiers d’Art, antes de avanzar en la dirección opuesta. En el centro de la espiral se encuentra el Universelle (1899), el reloj más complicado jamás fabricado por Audemars Piguet, rodeado de relojes astronómicos, de sonería y cronógrafos.

Más importante aún, es que el nuevo museo de AP no es una experiencia pasiva. Con la ayuda del diseñador de museos alemán Atelier Brückner, el Musée Atelier Audemars Piguet se convierte en un lugar verdaderamente único para el descubrimiento y el aprendizaje, así como para la convivencia y la pasión. Los visitantes están invitados a descubrir los 300 relojes excepcionales en exposición, que encierran más de dos siglos de relojería, pero también tendrán la oportunidad de conocer y experimentar algunas de las técnicas ancestrales que Audemars Piguet domina plenamente.

Conectada con la espiral de vidrio, se ubica la casa histórica. Este edificio restaurado de madera y piedra antigua alberga ahora el taller de restauración en su último piso, donde un puñado de relojeros altamente especializados restauran los relojes antiguos a sus condiciones prístinas originales.

En el sótano abovedado del edificio, se encuentran varias exposiciones de inmersión que narran cómo la marca lleva sus valores a todo el mundo hoy en día.

Tomó más de dos años construir el museo, pero valió la pena la espera. Tener un museo de AP era un sueño para todo el Departamento de Patrimonio, que sentía que era una de las mejores maneras de mostrar la historia de la compañía a la gente. «El museo juega con el paisaje mismo. Hay relojeros trabajando en el museo tanto en el edificio nuevo como en el histórico. Ofrecemos a los visitantes la posibilidad de descubrir la colección, pero también de entenderla y experimentar- la, justo en Le Brassus», señala Vivas.

Nexo con el pasado 

No hace mucho tiempo, Audemars Piguet publicó un libro sobre sus complicados relojes de pulsera del siglo XX, una obra maestra y un libro de referencia esencial para los coleccionistas. Para editar el libro, se requirieron cuatro años de investigación de archivo, desde el primer repetidor de minutos de pulsera de 1892 hasta grandes complicaciones de los años setenta. En él se mencionan 550 relojes de pulsera complicados: 35 repetidores de minutos, 188 relojes de pulsera con calendario, 307 relojes cronógrafos y 20 relojes de doble complicación con funcio- nes de calendario y cronógrafo. El libro fue posible gracias a que Vivas descubrió oportunamente los archivos de la empresa.

«Mi predecesor, Martin Wehrli, poseía una memoria fantástica. Pasó cuatro años en la empresa y me dijo: ‘Si vas a estos almacenes junto a la estación de tren, puedes encontrar algo’. Me dio la llave y dejó la empresa —cuenta Vivas—. Entonces fuimos y encontramos estas cajas llenas de papeles. ¿Qué eran? Ni idea».

Paso a paso, el equipo descubrió que todos los relojes fabricados por la compañía de 1910 a los años 50 estaban documentados en esos archivos. Debido a que no había números de modelo en ese momento, cada reloj fue descrito con todo detalle, con partes que están pegadas, añadidas para mostrar las transformaciones y reparaciones que los relojes sufrieron. Con la finalización del libro, Audemars Piguet tenía ahora una imagen muy clara de su propia historia con el cronógrafo. Los relojes de pulsera cronógrafos antiguos de Audemars Piguet están entre los más raros del mundo: sólo se fabricaron 307 entre los años 30 y 50.

Y así, para celebrar la apertura de su Musée Atelier, Audemars Piguet, la marca que llama al Royal Oak su alma y corazón, hizo lo que nadie esperaba que hicieran. Creó una nueva visión de sus raros cronógrafos de 1943.

Nuevo tesoro: El [Re]Master 01

Audemars Piguet

El [Re]Master 01 es un cronógrafo de estilo vintage con un nombre no tan convencional. Se trata de un cronógrafo de cuerda automática que habla del pasado histórico de la compañía, evocando todos los atributos de diseño del reloj original.

El reloj tiene una caja redonda de acero con asas de tipo lágrima que se realzan con un bisel, corona y pulsadores de oro rosa de 18 K. La carátula es de tono dorado, con manecillas de oro rosa para las horas y los minutos. Las manecillas del cronógrafo y la escala del tacómetro son azules. Siguiendo con su inspiración vintage, el [Re]Master 01 exhibe el logo «Audemars Piguet & Co Genève» en el dial. En el pasado, «Genève» aparecía en el cuadrante porque Audemars Piguet dirigía un taller en la ciudad, para atender a los clientes finales y la distribución fuera de Suiza.

El reloj luce vintage en el exterior, pero no tanto en el interior. Dentro del marcatiempos late el calibre 4409 de fabricación propia, parte de la familia de movimientos de cronógrafo integrados propios que Audemars Piguet lanzó a principios del año pasado en la colección Code 11.59. Junto con una correa de piel de becerro marrón claro y otra de piel de cocodrilo, también en marrón, el reloj está limitado a 500 piezas.

El nuevo Musée Atelier Audemars Piguet abrirá sus puertas al público a partir del 25 de junio. Las visitas solo pueden hacerse mediante previa cita.

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