Presentamos el Pebble, de Cartier

Las singulares cajas 'esculpidas' de Cartier han sido el sello de la marca desde sus inicios. El Pebble regresa 50 años después.

Cartier Pebble

Esta temporada, Cartier nos obsequia con el regreso de uno (¿o debemos decir “otro”?) de sus relojes de forma más simpáticos: el Pebble, donde las formas esenciales de círculo y cuadrado se funden… de una manera casi inesperada…yo diría que “beisbolística”, pero ese es un sesgo personal (aunque el reloj también es conocido como “diamante de béisbol”). El Pebble es un Cartier especial, en toda la extensión del término.

Todo entusiasta de la relojería nacido en los últimos cien años sabe que Cartier es la “maestra de la relojería de formas”. Cuadriláteros, ovalados, con forma de campana, redondos (obviamente), con forma de almohada (en dos y tres dimensiones), de tonel… y, bueno, también está el Crash y su historia, que es una especie aparte. Lo que quiero decir es que Cartier no reconoce límites y restricciones en el tema de las formas y eso la ha hecho la firma más respetada en materia de relojería con “enfoque morfológico”, por llamarle de alguna manera.

Esta riqueza obedece a la libertad creativa que se ha manifestado en todos los confines del mundo. Recordemos que Cartier no sólo se ha restringido al dominio francés. Algunos de los diseños más emblemáticos no salieron de la Rue de la Paix 13, sino de Cartier London, en los sesenta del siglo pasado. Algunas de las ideas relojeras más descabelladas cobraron vida, desde el mencionado Crash en 1967 hasta el Maxi Oval en 1969 y el Double Strap en 1970. Hay otro diseño que aún no habíamos visto resucitar… hasta hoy, con el retorno del Pebble.

Cartier Pebble

Con su cuadrado inscrito dentro de un círculo, el Pebble es aparentemente sencillo, al menos en su descripción. Pero al poner los vértices del cuadrado en las posiciones cardinales 12-3-6-9, el juego cambia del todo. El contraste de la caja circular con carátula reorientada le da un vuelco a la tradición. El reloj es extraño y fascinante, porque es diferente a todo.

El Pebble es mucho más que un eco del pasado. Presentado originalmente en 1972, este reloj es una genuina rareza, pues se afirma que sólo se fabricaron unos 6 ejemplares, lo que lo hace tan importante y hasta más raro que muchos otros relojes de formas de Cartier. El reloj original estaba fabricado en oro de 18 quilates (excepto uno de oro blanco), con una caja de 35.5 mm, y alimentado por un movimiento LeCoultre de cuerda manual.

Este final de 2022, Cartier nos regala una nueva interpretación del “guijarro” de Cartier. Fabricado en oro amarillo de 18 quilates, conserva la combinación “cuadrado inscrito en círculo”, sólo que ahora es ligeramente más grande, con 36 mm de diámetro. Luego, la carátula es de color crema, no blanca, a la que se suman los números romanos y las manecillas azuladas en forma de espada.

El Pebble se acompaña de una correa de piel de becerro marrón con hebilla de oro y es impulsado por el ya clásico calibre 430 MC de cuerda manual (basado en el planísimo Piaget 430P). Con apenas 2.1 mm de altura, este tremendo movimiento tiene 40 horas de reserva de marcha.

El fantástico y peculiar Pebble recuerda uno de los episodios más exclusivos de la relojería de formas de Cartier y de él sólo habrá 150 ejemplares, ejecutados en oro amarillo de 18 quilates.

Cartier Pebble