Revolution detrás del telón de la Fórmula 1

Durante el Gran Premio de México pudimos conocer diversos aspectos de la compleja organización gracias a la gestión de Rolex.

La máxima categoría del automovilismo deportivo es la Fórmula 1, sí, hablamos de los autos de competencia más rápidos y tecnológicamente complejos en el mundo, diseñados para extraer el máximo desempeño de cada molécula de combustible, en este caso, gasolina, y que recuperan energía en forma de electricidad usando las fuertes frenadas necesarias en casi todas las curvas.

Esa energía es después devuelta usando potentes motores eléctricos que suman su impulso al de combustión interna para lograr que un pequeño V6 de 1.6 litros de cilindrada rinda cerca de 900 caballos de fuerza. Lograr esas cifras es algo extremadamente complejo y requiere de los más exhaustivos sistemas de medición y absoluta precisión en la construcción de cada componente.

Un error de milésimas de milímetro sería sumamente costoso. En ese sentido, no es muy distinto a la relojería, campo en el que Rolex es sinónimo de precisión y fiabilidad; por ello, la asociación de estas dos instituciones es muy relevante. Llevar la Fórmula 1 a todo el mundo requiere de esfuerzos tremendos por parte de los equipos y patrocinadores, de los cuales Rolex es el principal o “title sponsor” de esta espectacular categoría.

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Durante el Gran Premio de México pudimos conocer diversos aspectos de la compleja organización gracias a la gestión de Rolex, que nos llevó al control de carrera; una sala cerrada e inaccesible para que nadie tenga la máxima autorización. Es, digamos,  la oficina del director de carrera y arrancador oficial de la FIA, Charlie Whiting.

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Desde ahí se puede apreciar todo, no hay rincón de la pista que no sea visto por este pequeño comando de expertos que están atentos a todo lo que sucede durante la competencia. En caso de un inconveniente que no requiera la detención de la carrera, el Sr. Whiting ordenará la salida del auto de seguridad o “Safety Car” para reducir la marcha de los autos y evitar que se rebasen, de modo que las cuadrillas de pista puedan remover los obstáculos, autos detenidos o detritos que resultaran de algún contacto.

Gracias a esta sala —no muy diferente a la sala de control de la NASA durante las misiones espaciales—, la seguridad de los pilotos está garantizada, así como que el Gran Premio mexicano funcione como debe ser, como un cronómetro superlativo suizo.

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Espíritu F1 en la muñeca

El cronógrafo oficial de la Fórmula 1 es el legendario Rolex Oyster Cosmograph Daytona, símbolo de la relación de Rolex con el deporte motor; un vínculo profundo y que va más allá de las playas de Daytona, cuna del motor racing norteamericano.

El icónico Daytona ha sido dotado de un bisel Cerachrom, impasible ante las rayaduras y un nuevo brazalete Oysterflex de material polímero, que resulta tan confortable y resistente como uno hecho de metal. Ambos con broche desplegable con ajuste Easylink a juego con la caja.

El calibre 4130 posee los más recientes logros técnicos de Rolex: espiral Parachrom, remonte automático Perpetual, volante de inercia variable con ajuste de alta precisión, embrague vertical para el cronógrafo y al frente índices aplicados y manecillas de oro amarillo con recubrimiento Chromalight.

Cosmograph_Daytona Fórmula 1
Cosmograph_Daytona
Cosmograph_Daytona

Este reloj recibe la certificación de Rolex como Cronómetro Superlativo, tras una batería de ajustes y pruebas aplicadas después del ensamble final de la pieza, lo que garantiza una precisión de -2/+2 segundos por día, muy superior a la certificación usual C.O.S.C.