Texto original: Justin Koullapis
Cuando una marca comparte su nombre con otra es crucial que las dos tengan el mismo mérito, valor y reputación. Hasselblad y Zeiss, Rolls-Royce y Connolly, incluso Penderyn Whisky y Brains. Algunas relaciones comerciales parecen innatas, apropiadas, casi como si sus vínculos familiares fueran intentados por la naturaleza misma.
La horología no es una excepción cuando se trata de emocionantes asociaciones. Algunos de los avances más importantes en el cronometraje en el siglo XX han sido el resultado de tales acoplamientos.
El reloj más preciso del mundo se produjo en la década de 1920 como una combinación entre las ideas (y las firmas) del muy criticado relojero de origen galés Frank Hope-Jones y el discretamente estudioso del sur de Londres, William Hamilton-Shortt. El reloj Shortt-Synchronome fue el reloj más preciso que se haya ideado, superado sólo cuando los cristales de cuarzo y los átomos de cesio reemplazaron a los péndulos.
Otros ejemplos son la colección World Time de Cottier y Patek Philippe. También la supercomplicación Henry Graves, creada por Victorin Piguet y Patek Philippe.
Así que en la horología no es una novedad el mundo de las marcas compartidas. Pero no siempre se ve como algo bueno, ya que muchos coleccionistas inhábiles ven con desconfianza los movimientos realizados por un tercero. Sin embargo, entender a la industria relojera es saber que compartir tecnología ha sido absolutamente clave para su desarrollo y éxito durante casi 700 años.
Hacer equipo en la alta relojería
Desde el principio, los cronometradores mecánicos se han creado a partir de colaboraciones. Ningún reloj era un reloj a menos que los herreros que hacían los movimientos de hierro trabajaran con los fundadores de las campanas, cuyas piezas de bronce nunca podrían sonar sin la ayuda de las perchas y sus vigas de roble especiales, que no eran nada si no fuera por las torres de piedra creadas por albañiles, y ninguno de ellos podía hacer algo sin el patrocinio de su señor feudal o el monasterio que mandó construir el reloj.
Las colaboraciones en la relojería continúan hasta nuestros tiempos, donde existen relaciones especiales y bastante inusuales que se han formado entre los relojeros suizos y algunos de sus minoristas más respetados. Los nombres que inmediatamente vienen a la mente al mencionar esto son Beyer, proveedores de importantes relojes y joyas en Zurich por más de 250 años. Otro jugador fuerte ha sido el joyero alemán, Wempe, cuyas 25 boutiques en todo el mundo son una fuente importante de ingresos para Patek Philippe.
A principios del siglo XX, a través del Atlántico, el minorista Gondolo & Labouriau, vería su nombre grabado en algunos de los relojes de bolsillo Patek Philippe de mayor calidad de su época.
También se pueden citar los ejemplos de joyeros más pequeños que fueron lo suficientemente influyentes en su esfera local para que los nombres de sus tiendas se agregaran a los diales de los primeros Rolex Oysters.
Sin embargo, ninguna de estas colaboraciones parece ser tan duradera o tan consistente como la que forjó el joyero estadounidense, Tiffany. Uno no necesita analizar demasiado las cifras de ventas para ver que la presencia del nombre Tiffany en un dial Rolex o Patek mejorará constantemente sus posibilidades de venderse bien, ya sea en una subasta o en privado.
Entre la muy modesta cantidad de relojes Rolex con marcación Tiffany que en realidad vieron la luz en los últimos tres o cuatro años, encontré que se vendieron por algo entre 1.3 y 3.7 veces el precio de un modelo equivalente sin firma.
¿Qué hay detrás del nombre?
Como siempre, no hay atajos al verdadero valor. Los relojes Patek Philippe y Rolex son inherentemente deseables, mientras que el nombre Tiffany representa un valor agregado.
El valor de un reloj que está firmado por dos marcas tiende a hacerse eco del valor inherente de un equivalente sin signo. Como se dijo anteriormente, los relojes Patek Philippe y Rolex en su mayor parte son dignos, y un Rolex Cosmograph Daytona que es cofirmado por Tiffany es doblemente deseable porque el reloj ya es de interés.
Un Lady-Datejust destrozado no lo es. Hay muchos relojes sencillos con firmas conjuntas que se pueden obtener por dinero de bolsillo, donde ni siquiera la huella alquímica del nombre del joyero de Nueva York es capaz de dar vida a sus precios.
Entonces, ¿qué hay en Tiffany que hace que esos relojes alcancen tales precios? ¿Por qué dos de los productores de relojes más conservadores del mundo se han esforzado por mantener una relación con este tercero independiente?
¿Tiene algo que ver con los casi 200 años de Tiffany como líder e innovador en el mundo del arte y el diseño arquitectónico? ¿Es porque produjo relojes innovadores por derecho propio en grandes partes de su historia? ¿Tal vez tenga algo que ver con el hecho de que a través de sus conexiones impecables Tiffany pudo poner los mejores relojes de pulsera del mundo en las muñecas más remotas del mundo?
Quizás estas son algunas de las razones, quizás no. En lugar de tratar de descubrir los detalles precisos sobre por qué el mercado se comporta de una manera u otra, lo único que todos mis amigos coleccionistas de relojes me dicen es que lo que más importa es el patrón general de los jugadores activos: el valor para ser sostenido o incluso mejorado, los objetos involucrados primero deben tener una historia honesta.
A diferencia de los escaladores sociales del mundo, Tiffany, Patek y Rolex nunca han pretendido ser otra cosa que lo que son. Las marcas todavía tienen una reputación irreprensible cuando se trata de su propia identidad, y eso siempre será recompensado por los coleccionistas expertos.
En segundo lugar, las marcas deben tener la determinación de respaldar sus productos y los de los demás. Tiffany nunca pudo haber tenido la menor duda o vacilación al considerar si Rolex o Patek eran socios adecuados para compartir su nombre, los relojeros sólo toleran compartir su dial con un nombre que respeten.
Aparte de las excepciones (como el Speedmaster), esta historia involucró a tres de los nombres más importantes en la historia del reloj de pulsera, los beneficiarios son los coleccionistas de la marca de relojes o los que adquieren “cualquier cosa Tiffany”, y que desean algo un poco diferente.
Las alianzas de Tiffany forman un minúsculo subgénero de relojes exclusivos sobre los que los historiadores pueden reflexionar al escribir las sagas de estas casas legendarias.
Los Rolex y Patek Philippe, marcados por Tiffany, disfrutan de un gran estatus en los círculos de coleccionistas. A tal grado, de convertirse en un culto pequeño, pero de oro sólido, dentro de la alta relojería.
