Sin previo aviso, Tudor nos obsequia una nueva bomba horológica, otra de esas que está acostumbrado a desplegar con razonable frecuencia. Esta vez no se trata de un Black Bay, sino de su hermano “serio”: el buceador Pelagos, que ahora viste en un diámetro de 39 milímetros, pero sin perder —y esto es esencial— el técnico y tenaz material de su caja: titanio de grado 2.
Por mucho tiempo el Pelagos —lanzado en 2012— se estableció como el más franco homenaje a sus primos buceadores de Rolex: Submariner y Sea-Dweller. Con su diseño utilitario y credenciales técnicas contundentes, el Pelagos se confirmó como el reloj más “serio” de Tudor. Esa figurativa formalidad se acompañó de una dimensión muy respetable de 42 mm. No voy a decir como tantos otros que era demasiado grande para disfrutarse porque no es cierto; todo es cuestión de gustos, pero 42 mm continúa siendo un buen y muy disfrutable tamaño. Lo que debe asumirse es que, ante la llegada del Black Bay Fifty-Eight —en 2018—, fue inevitable hacer comparaciones de cotas y masas que marginaron a Pelagos como el literal hermano mayor de 42 mm frente a los 39 mm del Fifty-Eight, hoy la estrella máxima de la marca.
Pero parece que el nuevo Pelagos en titanio con sus 39 mm viene a replantear las percepciones… y a irrumpir ruidosamente en el mercado de los relojes deportivos.
La caja, ligera y muy resistente a los arañazos, está totalmente satinada para mantener un ambiente de reloj herramienta con onda moderna. Como es típico en Pelagos, la aplicación de lume ha sido generosa para aumentar la legibilidad: el bisel de cerámica negra, los marcadores horarios monobloque de cerámica aplicada y las manecillas tipo Snowflake están recubiertos de SuperLuminova. En comparación con su hermano de 42 mm, este reloj de 39 mm “solamente” es resistente al agua hasta 200 metros (así como Black Bay), en comparación con el medio kilómetro del robusto Pelagos original. Es una situación razonable. La caja del nuevo marcatiempos preserva la corona atornillada y añade guardas en los costados para protegerla de los golpes. A manera de confirmación de concepto y respeto a su legado, el Tudor Pelagos 39 satisface los rigores de las normas técnicas de buceo, como la ISO 6425.
Algunos de los Rolex Submariner y Sea-Dwellers de época más codiciados son absurdamente caros debido a su texto rojo en la carátula. Si esto le es interesante, el Pelagos 39 integra en su dial negro satinado un texto rojo (similar al del Pelagos con corona a la izquierda). Felizmente, no hay fecha en la carátula, factor que anuncia el uso de uno de los calibres de manufactura de la casa.
Para el Pelagos 39, la mecánica es la conocida MT 5400, que también se emplea en los Black Bay Fifty-Eight. El calibre automático ostenta la certificación de cronómetro COSC y ofrece una reserva de marcha de 70 horas. Va un recordatorio: si bien el MT 5400 lleva el sello COSC, Tudor lo afinó para entregar un rango de precisión de de -2 a +4 segundos ya insertado en la caja, más ceñido que los -4/+6 que acepta el Control Suizo de Cronometría para el movimiento solito. Esto reitera la procuración técnica que Tudor confiere a sus productos.
El brazalete del Tudor Pelagos 39 mm es otra novedad, ya que utiliza el recientemente introducido cierre de ajuste rápido T-fit en lugar del sistema patentado de extensión con resorte que se encuentra en el original de 42 mm. Aunque muchos disfrutarán del brazalete de titanio de grado 2, no está limitado a él. El Tudor Pelagos de 39 mm también viene con una correa de caucho negro que utiliza una hebilla de titanio de grado 2.
Queda claro que el nuevo Pelagos 39 constituye un puente que Tudor ha tendido entre el mundo oscuro y submarino y la tierra segura y colorida, cumpliendo además todas las normas para relojes de buceo y honrando la historia de los buceadores de Tudor —que data de 1954— con versatilidad y un toque “fashion”.
El nuevo reloj ya esta disponible en los puntos oficiales de venta de Tudor y se acompaña de una garantía de cinco años.
