Las formas más bellas de Cartier

El guardián del legado de Cartier, Pierre Rainero, nos detalla las nociones que enriquecen el diseño de la relojería de la maison.

Cartier

La relojería busca ofrecer valor a todos los clientes, sin importar que se trate de expertos coleccionistas o de recién llegados a la horología. Una oferta genera muchas apreciaciones. ¿Cómo lograr un equilibrio para agradar a todos?

Para mí, es un resultado que emana de las reuniones [de desarrollo de producto]. Cuando presentamos un nuevo proyecto, no sabemos del todo cómo va a ser la percepción del público. La única reacción que podemos tener, previa a esas reuniones, es la interna, la de nuestros equipos. Esa retroalimentación nos da una idea de la «temperatura» [de un producto].

Mientras más trabajamos en el diseño, más atención pongo, y así encuentro percepciones comunes [acerca del producto]. Cartier tiene una factor de diferenciación e identidad tan fuertes que la gente ve los productos de la casa como algo único. Trabajamos sin pensar en adaptaciones específicas o atraer a una clientela o cultura o país específicos. Laboramos en aras de representar nuestra visión de lo que es un objeto hermoso, de acuerdo a los valores y principios de Cartier en términos de la estética, de la noción de belleza, del confort y elegancia del objeto, cosas así.

Creo que al final la gente valora ese método, esa manera de hacer las cosas. [El cliente] aprecia que Cartier hace el esfuerzo “por ser Cartier”. Así que la diferencia entre las percepciones del cliente no son tan relevantes. Claro que la gente puede decir cosas muy específicas: que si en mi país una pieza es difícil de vestir o quizá que las formas redondas están fuera de moda… siempre habrá gente a la que le guste o disguste algo.

Cartier
Los modelos Santos y Privé.

Para mí, Santos es la piedra angular de la relojería de Cartier…

Se trata del primer reloj de pulsera de Cartier.

… pero creo que la forma cuadrada es la menos apreciada de la relojería.

Los relojes cuadrados representan una muy pequeña parte del mercado. ¡Creo que más del 90% del mercado son relojes redondos!

¿Es posible que el Santos mantenga su hege- monía como el reloj cuadrado por excelencia sin tener la necesidad de correr riesgos con su esencia?

Su estilo es su principal valor. No es un mero cuadrado; es uno muy específico, con ángulos redondeados. No es una tema de proporciones —porque, bueno, ¡es un simple cuadrado!—, pero sí de volúmenes. Yo digo con frecuencia que nuestra noción, nuestra manera de hacer las cosas, nuestro estilo, es como el lenguaje de las personas. Una vez que lo piensas, ves lo obvio que es: tienes una es- tructura, con gramática, vocabulario… hablas un idioma definido pero, a veces, importas palabras, doblas las reglas de la gramática o inventas otras —bueno, solo un poco—. Es exactamente lo que hacemos nosotros. [Las reglas] no evitan que un escritor se inspire para escribir algo. Tener un estilo definido no debe limitar la creatividad. Es una cuestión de aprovechar el lenguaje que tenemos para expresar algo.

¿Estamos explorando todas las posibilidades del la forma cuadrada? No lo sé. Para nosotros, no se trata solo del cuadrado y el Santos. Esa fue solo la puerta que nos permitió entrar al mundo de otras formas, que es infinito. Ve a Drive, por ejemplo. Es una suerte de cuadrado con lados curvos.

Cartier
El Panthère Dentelle de Cartier.

¡Descubre los artículos completos de la versión impresa de Revolution!

Suscríbete aquí

¿Existen reglas –escritas o no— que no pue- den romperse dentro del diseño de Cartier?

No del todo. No es como si se tratara de una regla, como un número mágico o la proporción áurea. No tenemos eso. Es una cuestión «del ojo». En algún momento, alguien dirá que algo no es posible [de hacer] o algo parecido. Y esto es válido para cualquier producto, no solo los relojes. Creo que hay otro territorio a donde no podemos ir demasiado lejos: la elegancia. Trabajamos con objetos hermosos, pero hay otro precepto dentro de Cartier, probablemente ligado al hecho de que somos joyeros. Se trata del objeto cuando se viste, de cómo se adapta al cuerpo y se integra al movimiento de quien lo lleva; de cuán «elegante» es. Somos muy conscientes de la manera en la que un objeto se siente, pero también de cómo luce cuando se viste; por ejemplo, un reloj en la muñeca.

Como ejemplo de eso, somos la marca que ofrece el mayor número de relojes de caja curva. No hay tantas allá afuera. Y la razón de la curvatura es simple: son más confortables a la hora de vestir —y se ven mejor— porque se adaptan perfectamente a la muñeca. Esta fue la intención de Cartier. Nuestra idea de elegancia proviene de la noción de cómo un objeto se adapta al cuerpo.

¿Hay margen para crear nuevas formas dentro de la relojería de Cartier?

Es un reto. No solo porque las formas dentro de la relojería no son abundantes, sino porque en Cartier ya hemos explorado muchas ideas. En distintos periodos, hemos visto el nacimiento de nuevas formas, pero con diferentes proporciones y acordes con su momento, con su época. Al final, no es nada más crear formas porque sí: tienen que ser relevantes; no deben ser complejas, porque hay un sentido de pureza en el diseño de Cartier. Nuestros diseños son obvios, naturales, sin complejidades. El diseño debe explicarse por sí mismo, sin necesidad de justificaciones.

Cartier
Cartier
Dos de los lanzamientos de Cartier para 2019.