Audemars Piguet y Abraham Ancer, con el triunfo en el corazón

Conversamos con el golfista latinoamericano del momento para conocer lo que lo motiva y sus relojes favoritos de Audemars Piguet.

Audemars Piguet Abraham Ancer

A mediados del verano y gracias a Audemars Piguet, Revolution tuvo el privilegio de conversar con Abraham Ancer, golfista mexicano que se ha hecho de un nombre y prestigio en el golf profesional del más alto nivel y que, además, es embajador de la Maison de Le Brassus.

La conversación ocurrió en la Ciudad de México a inicios de julio, unas semanas antes de su participación en The Open (Abierto Británico), los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y, de manera más importante, de su primer triunfo en la gira del PGA Tour, ocurrido en el World Golf Championships-FedEx St. Jude Invitational, jugado en TPC Southwind en Memphis, Tennessee, el 8 de agosto. La conversación reproducida a continuación anticipa esos eventos.

Primero, lo primero: ¿qué representa para ti ser embajador de Audemars Piguet?

Es un honor estar afiliado a un nombre tan importante en el mundo de los relojes. Más que cargar un peso, es una responsabilidad importante el desempeñar un papel bueno dentro y fuera del campo. [Audemars Piguet] es una compañía que admiro mucho desde que empecé a meterme un poco en el mundo de los relojes. Me identifico mucho con [el concepto de] la precisión: soy muy perfeccionista en mi vida y en el golf, y cuando veo cómo Audemars Piguet crea sus relojes, la verdad es que no hay nada que lo supere. El detalle que aprecias en cada pieza es increíble y procuro enfocar esa idea en mi vida personal y obviamente también en el golf.

Hablas de «perfección», un concepto vital en la relojería y un signo inequívoco de Audemars Piguet, como lo es su lema: «para romper las reglas, primero hay que dominarlas». El golf es un deporte lleno de exigencias y reglas y de la búsqueda de la perfección. 

¿Cómo vives esa combinación para mejorar tu juego y tu vida y buscar las ventajas que te lleven a ser el mejor?

Como te comenté, soy muy perfeccionista. Y, a veces, las personas se acercan a mí para decirme «¡jugaste muy bien, quedaste en cuarto lugar, increíble!». Y en verdad podría celebrar haber jugado un buen torneo, pero en mi mente siento que pude hacerlo mejor. Siento que esto me ha ayudado a mejorar año con año; a no ser complaciente, a no estar conforme con un cierto lugar. Esto me ha ayudado mucho en lo personal y en el golf. Buscar mejorar y no estar «a gusto» con una buen posición final o ser el número 15 en el ránking de la FedEx Cup (n.d.l.r.: ese era el ránking de Abraham al momento de nuestra charla; luego de su triunfo y del cierre de la temporada 2020/21, quedó 9 de la FedEx Cup).

Quiero mejorar en todo lo que hago. Si en una ronda de práctica sentí que dejé golpes en el campo, regreso al campo a hacerlo mejor. Y como dices, Audemars Piguet actúa igual con sus relojes.

Te he visto con un Royal Oak Chronograph y ahora llevas el Royal Oak Double Balancier Ceramic. ¿Qué te «dicen» estos relojes, con su propuesta técnica y artística, tan distinta una de la otra, pero que cargan el mismo afán perfeccionista?

Es impresionante. Cuando recibí el reloj, me quedé viéndolo, asombrado de lo que estaba mirando. Es increíble la precisión, la dedicación que implica cada pieza. Y no me refiero solo al cronógrafo o al Double Balancier. También me refiero a un solotiempo. Es increíble cómo se ve. Además de incrementar su valor con el tiempo, 20 o 30 años después se seguirán viendo increíbles, elegantes; jamás pasarán de moda. La forma en la que Audemars Piguet crea sus relojes me deja con la boca abierta y en estos momentos, este reloj (el RO Double Balancier) no me lo quito de encima (risas).

¡No te culpo! 

Me encanta algo de la cerámica: con otros relojes (como el cronógrafo en acero), siempre andas con mucho cuidado, por el riesgo de los rayones, aunque eso también le concede un poco de tu propia personalidad. Pero a la cerámica no le pasa nada, además de sentirse ligera.

Audemars Piguet Abraham Ancer

Hablando de personalidad, yo te veo en el campo sobrio, discreto, enfocado. ¿Cómo te ves tú contra el resto de las personalidades contra quienes compites cada semana? Como uno de los protagonistas más jóvenes del tour, ¿sientes que tu manera de ser y jugar hace una diferencia que te favorece?

Trato de no sentirme intimidado por los más experimentados (n.d.l.r.: claramente, no lo está). [El golf] es un deporte que te da muchas alegrías, pero que también que pone en tu lugar; en el momento que te sientes invencible, te da una bofetada, juegas una de tus peores rondas y no te explicas por qué. Eso le puede pasar a cualquiera. Por eso, no importa contra quién juegue; yo voy enfocado a hacer mi tarea. Si me concentro en hacer lo mío, lo que hagan los demás es irrelevante. No es una pelea de box; estoy contra el campo, así como todos los demás. Juego mi golf. Cada año, a la vista de las cosas, los resultados han mejorado. No trato de cambiar mucho. Es algo que ocurre mucho en el tour; a mí me pasó. La primera vez que llegué al tour batallé bastante porque quise jugar como Rory McIlroy y ese no es mi juego. Me di cuenta y regresé a mi juego, recordando «por algo llegaste al PGA Tour, ¿por qué pensar en cambiar?». Me puse a jugar golf como Abraham juega al golf y a mejorar año con año. Y gracias a Dios, las cosas han mejorado. No tengo prisa. Muchos me dicen: «¿no quieres ganar ya?» Claro que quiero ganar, pero es igual de importante estar en la pelea y darme la oportunidad de ganar, tratando de ser consistente, de tener buenos torneos y resultados entre los mejores diez, veinte de cada evento. No es ganar un torneo y luego desaparecer cuatro, cinco meses. La consistencia es fundamental.

Eso me da pie para mencionar tu temporada (n.d.l.r.: hasta el 1 de julio, fecha de celebración de esta charla): tienes seis «Top 10» en el año, quedaste 4º en el Travelers Championship, eres el mejor golfista latinoamericano con el mejor ránking en la FedEx Cup… todo esto es indicativo de tu trabajo. Pero quiero ir hacia atrás, unos tres años, cuando ganaste tus primeros torneos como profesional en Australia y Canadá. ¿Qué pensabas entonces tras aquellos primeros éxitos?

Comparado con mi triunfo en Nova Scotia, hoy me siento mucho mejor. Sí, gané entonces y no he ganado aún. Pero son cosas diferentes. Hoy elijo mis torneos, con un field de contrincantes muy fuerte todas las semanas. Entonces, hoy es más difícil ganar. Eso va a ocurrir, no tengo duda alguna ni prisa (n.d.l.r.: como ocurrió apenas un mes después en Memphis). Me siento mucho mejor golfista hoy que cuando gané en Canadá y Australia. Fueron victorias que me dieron mucha confianza y que me encaminaron hacia el lugar donde me encuentro.

Tenemos en puerta dos súper eventos: The Open en Royal St. George’s y los Olímpicos, donde jugarás en el misterioso Kasumigaseki Country Club. Primero vamos con The Open. Usualmente, juegas una enorme variedad de campos en Estados Unidos: del genial Players en TPC Sawgrass al difícil U.S. Open en Torrey Pines, pasando por Pebble Beach y Phoenix, por ejemplo. Pero luego llega un evento como The Open y sus «links». ¿Cómo es para ti este cambio que a mí me parece tan radical en comparación con los campos norteamericanos?

Físicamente, hay que estar muy bien preparado. [El de los links] es un golf muy diferente; hay jugadores a quienes les encanta y otros que lo sufren. A mí me gustan los links; siento que debes ser muy imaginativo alrededor de los greens; tirar desde todas las posiciones y de todas las maneras y con todos los bastones para salvar el par. Hay que tener suerte con el clima; me ha tocado The Open con lo que llaman el «wave» con vientos feroces que te dificultan pasar el corte. Es parte de ello. Es su historia, su legado, y me entusiasma regresar a The Open luego de su cancelación en 2020.

Y luego viene Tokio y el larguísimo Kasumigaseki que jugará casi 7,500 yardas y entiendo que es un campo histórico en Japón de más de 80 años. ¿Qué significan los Juegos Olímpicos para ti, más aún ahora que el golf es parte regular del programa?

Nunca lo he jugado (el campo Kasumigaseki). ¡Pero seguro Hideki [Matsuyama] sí lo conoce! Me emociona mucho que seamos el único país de Latinoamérica en tener cuatro representantes (n.d.l.r.: junto con María Fassi, Gaby López y Carlos Ortíz). Representar a México le da un «extra» de pasión, de fuerza para jugar bien y de tratar de entregar una satisfacción deportiva, distinta del fútbol, del box. El golf está creciendo y estas oportunidades de representar el país —que son pocas— me emocionan mucho. Ya quiero estar allá. Es triste no poder participar de la experiencia olímpica clásica por las restricciones de viaje, pero estar allá será un privilegio.

Audemars Piguet Abraham Ancer
Desde la izquierda: El equipo de embajadores de golf de Audemars Piguet: Abraham Ancer, Bernd Wiesberger, Wesley Bryan, Ian Poulter, Lee Westwood, Matt Wallace, Tyrrell Hatton, Danny Willet y Henrik Stenson. #APxGOLF

Háblame de tus compañeros del equipo de embajadores de golf de Audemars Piguet. ¿Cómo te llevas con ellos?

Me llevo increíblemente bien con ellos. El equipo de AP es muy completo, con jugadores de todas partes del mundo, con leyendas como Ian Poulter —que ha estado con la marca por mucho tiempo y tiene una colección de relojes impresionante—. Hace no mucho, en San Diego, hicimos unas sesiones de foto y video sensacionales que verás en el futuro. Me llevo bien con todos; es un equipo divertido, humilde. Podrías pensar que por el nexo con los relojes la gente podría parecer pretenciosa, pero la verdad no es así.

Entre los golfistas de la era reciente, como los que yo he visto jugar en los últimos 25 años y los que has visto y con quienes has jugado, ¿a quién admiras? No para imitar, pero sí para aprender de ellos.

Crecí en la era de Tiger Woods. Muchos le agradecemos lo que hizo en el campo por ayudar a hacerlo crecer. Tiger hizo el golf accesible y divertido para más gente. Él ayudó a que los golfistas fueran vistos como atletas; hoy, si no haces trabajo de gimnasio, estarás perdido. Tiger cambió eso. De igual modo, está su mentalidad de salir a ganar, salir «a matar». He aprendido bastante de él. Y de las veces que he jugado con él, te puedo decir que es muy «buena onda», pero él sale siempre a ganar. Es importante lo que hizo por el deporte y lo ves con toda esta nueva generación de jugadores jóvenes más fuertes, preparados y mentalizados para ganar.

¿Qué torneo sueñas con ganar?

Desde pequeño, cuando yo practicaba y estaba por golpear el último putt, me decía «este es para ganar el Masters». Así que debe ser el Masters. O The Open, por lo que representa para la cultura del golf y por su antigüedad.

De todo lo que sabes de Audemars Piguet, ¿cuál es el reloj que más te ha marcado? Del que dices «este es Abraham transformado en reloj». 

El cronógrafo [Royal Oak]  «panda» me gusta muchísimo. Pero el Royal Oak, en general, es mi reloj favorito. Me encanta la forma, sus detalles. Elegir uno es difícil, pero tendría que ser un Royal Oak. Es absolutamente «timeless» (atemporal). 

*Fotos: Audemars Piguet.

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