“Como relojeros, tenemos muy buena intuición y experiencia con los materiales”, Markus Bühler, de IWC

Markus Bühler conversa con 'Revolution' sobre su nuevo Gran Aviador con tourbillon y la incesante labor de innovación dentro de IWC.

La historia del Gran Reloj de Aviador Edición Markus Bühler y su reedición es también un testimonio de la fuerza del programa de aprendices de IWC. La primera edición de 2008 se creó inicialmente como propuesta para un concurso organizado por el “Institut de Formation à la Haute Horlogerie”, en el que Markus Bühler ganó el primer premio. A día de hoy, los concursos de aprendices y eventos como los retos de innovación son un pilar fundamental de la estrategia de IWC para fomentar el desarrollo de jóvenes talentos, crear nuevas ideas e ingeniar soluciones relojeras de vanguardia.

Tras aquel primer éxito y una gran carrera como relojero, Bühler permaneció fiel a IWC. Entre otros cargos, ha sido Director de Departamento de Industrialización y Jefe de Montaje e Industrialización de Movimientos. Desde 2020, es responsable de todo el espectro de procesos de ensamblaje de IWC en el nuevo centro de manufactura en Schaffhausen como Director Asociado de Ensamblaje de Relojes y Movimientos.

Su nuevo reloj de edición limitada es el sucesor de aquella curiosa pieza exploratoria de 2008. Esta vez, la característica turbina de avión está integrada en un tourbillon de minutos volante a las 6 —y ya no en el barrilete esqueletizado, como concibió su proyecto ganador de hace 15 años—, lo que supuso todo un reto para el diseño y la fabricación. Limitada a 51 piezas, esta nueva interpretación del reloj “Markus Bühler” ahora se viste con su caja de platino pulido, una carátula negra y una correa de piel cordobesa negra. El calibre automático 82905 con componentes ennegrecidos es visible a través del fondo de cristal de zafiro.

Hace unas semanas, tuvimos la oportunidad de conversar con Bühler sobre el nuevo reloj, su trayectoria y logros dentro de IWC y, de manera muy relevante, del ambiente de innovación relojera dentro de IWC que da forma a la alta horología de la actualidad.

Sobra decir que aquel reloj de 2008 simboliza un aspecto muy especial en la vida y carrera de Bühler. Así lo relata el maestro relojero: “Debo decir que, cuando me integré a esta competencia, nunca imaginé que sería el punto de partida de un reloj legendario. Aún hoy es difícil dimensionar que se trata de algo muy especial. Soy el responsable de todos los movimientos de IWC y veo a diario cientos… miles de relojes, lo que es algo normal y cotidiano para mí. Y luego tenemos este proyecto, que es uno de 250 relojes que producimos hoy en día. Para mí, sí, es un IWC significativo, pero es igual a todos los demás que hacemos. Me entusiasman todos nuestros relojes: los calendarios perpetuos, los cronógrafos en Ceratanium… Por eso, cuando alguien se acerca y me dice que un IWC le significa algo espacial, me emociona porque mi trabajo diario es significativo para muchos y de diferentes maneras”.

“Yo sabía que era una situación única, de aquel momento, y que con ese reloj comenzaría y terminaría su historia. Sin embargo, se convirtió en la plataforma de lanzamiento de mi carrera, pues al poco tiempo el CEO de IWC me propuso crear la edición especial de diez relojes para demostrar la capacidades del programa de aprendices relojeros de la compañía. Entonces, lo que fue una idea única después encontró desarrollo para lanzar mi carrera y dar a conocer mi nombre, que no hubiera pasado de otra manera”, relata entusiasmado Markus. “Ahora, después de esa edición de 2008, quince años después decidimos hacer una nueva versión limitada de 51 piezas, con un concepto mecánico mejorado y ahora en una caja de platino. El reloj nuevo representa la confirmación de mi carrera y de lo que he logrado gracias a IWC. Estoy muy orgulloso de ello”.

IWC es bien reconocida por su exhaustivo desarrollo y uso de materiales, como la cerámica y el Ceratanium (son una suerte de alquimistas horológicos). Por ello, preguntamos a Búhler cómo es el proceso de desarrollo y determinación de materiales para un IWC. Markus dice: “Como relojeros, tenemos muy buena intuición y experiencia con los materiales. Al final, dependemos de nuestro fuerte departamento de investigación y desarrollo y de nuestro gran grupo de ingeniería para continuar la exploración del mejoramiento (funcional y estético) de los materiales. El resultado específico para cada material es una combinación de experiencia, de conocimientos y de procesos de primer nivel. Por ejemplo, ese enfoque nos permitió la creación del Ceratanium, único por su ligereza y tenacidad. Y para el nuevo reloj, la turbina (que decora el tourbillon) tenía que ser en titanio para no tener inconvenientes técnicos por el peso, a la vez que nos permitió tener una forma de elevar la estética. Pero no fue una decisión simple: hubo que replantear el concepto mismo del tourbillon para compensar la estética y la funcionalidad y lograr el mejor equilibrio”.

El aspecto del reloj es impresionante y la turbina en el tourbillon es el golpe de gracias de la histórica pieza. Sin embargo, un ojo casual o no avezado en temas relojeros podría descartar cualquier logro relojero necesario para lograr estas edición limitada.

Sobre los retos técnicos asociados, Bühler comenta: “Hubo varios obstáculos que consideré para el desarrollo. El primero era bastante obvio: lograr una nueva edición especial que aportara algo nuevo, diferente, pero que rindiera tributo y recordara reloj original. Queríamos crear un reloj de alta gama con una pieza con el elemento de la turbina, solo que ahora en una caja de platino y un movimiento embellecido”.

 “El segundo reto es el más obvio: el trabajo el tourbillon, ya que es un componente muy sensible al peso. Si se le aplica mucho peso, el tourbillon no puede funcionar con precisión —comenta Bühler—. Todo debe ser ligero y tan eficiente energéticamente como sea posible. Para lograrlo, nuestra solución fue utilizar el titanio”.

El acabado de cada una de las doce aspas de la turbina de titanio es tan minuciosos como prodigioso. Y ese es otro aspecto que Bühler ensalza como otro argumento a favor de su nuevo reloj: trabajar el titanio y dejar su aspecto como si se tratara de un metal precioso, así como el oro o el platino. Sobre esto, Markus nos dice: “Probamos varios y distintos procesos para trabajar las piezas y averiguar qué herramientas funcionarían. Tras el mecanizado, tuvimos que pulir a mano cada una de las doce palas. No es fácil crear el efecto brillante”.

Los logros pasados y presentes de Markus Bühler nos recordaron el duro camino de la innovación, a veces restringida por las restricciones del negocio relojero. Por ello, preguntamos al maestro si la verdadera innovación y la creatividad están vigentes en la relojería contemporánea y dentro de las grandes compañías. “Es un análisis interesante. Si nos comparamos con muchas industrias, la relojería es muy lenta, con mejoras increméntales que se ven a lo largo de largos plazos. ¡Pero soy feliz por eso! Tengo 50 años y no son tan rápido o hábil como un relojero de 20. Pero es emocionante pues todo ocurre en un espacio muy pequeño y en ese espacio tienes que combinar diferentes funciones, diseños. Continuamos desarrollando materiales, ideas y funcionalidades para seguir ocupando esos pequeños espacios. Cuando comencé hace 20 años, todo era muy básico y convencional. En este tiempo hemos visto cómo el mejoramiento de los materiales nos abrió las posibilidades para crear más. Mira como ejemplo la cerámica, que por su naturaleza reduce el desgaste de las partes; o el silícico que usamos en las espirales para eliminar el riesgo del magnetismo y mejorar la cronometría. Y son aprendizajes que vienen de otras industrias en lo general, como la electrónica”.

“Como relojeros, y especialmente en IWC, estamos orgullosos de ser protagonistas en este procesos de innovación. Nuestro departamento de aprendices esta lleno de creatividad e ideas. Los jóvenes futuros relojeros tienen toda la oportunidad de demostrar sus capacidades e ideas en en nuestros programas internos. Por eso nos emociona que toda esta creatividad es la base para la creación de los relojes IWC para los siguientes años”, concluye Bühler.