Cuervo y Sobrinos: Historiador Nino Farina II

El Historiador Nino Farina II, de Cuervo y Sobrinos sigue a la primera serie limitada que se agotó en muy poco tiempo. Es un nuevo cronógrafo, limitado a 158 piezas, con los colores del icónico Alfa Romeo 158, del legendario piloto italiano.

El Historiador Nino Farina I, de Cuervo y Sobrinos, sigue a la primera serie limitada que se agotó en muy poco tiempo. Es un nuevo cronógrafo, limitado a 158 piezas, con los colores del icónico Alfa Romeo 158, pero pensado para un público moderno.

Con esta serie se le rinde homenaje al primer campeón oficial de Fórmula 1 Nino Farina, quien conquistó el título en 1950.

“Nino Farina era el hombre del valor que rayaba en lo improbable. Capaz de hazañas audaces que a menudo eran su jugada ganadora. Un gran piloto, pero uno por el que siempre había que estar preocupado” – describió Enzo Ferrari a Emilio Giuseppe Farina, Nino.

La casa quiso darle un nuevo aire a la serie anterior, cambiando los colores y reduciendo el tamaño de la caja para un uso aún más deportivo, sin sacrificar la elegancia.

Con un diámetro de 40 mm, el Cuervo y Sobrinos Historiador Nino Farina II está alojado en una caja de acero inoxidable. La esfera se encuentra bajo un cristal de zafiro de doble curvatura con tratamiento antirreflectante.

El reloj viene con una correa de becerro marrón mate “estilo racing” con pespuntes azul claro. Cuenta con numerosas perforaciones, un detalle inspirado en los guantes de carreras de antaño. El fondo de la caja está adornado con una dedicatoria al campeón del mundo (“El primer Campeón del mundo” – en español) y su firma.

Inspirado en el Alfa Romeo 158, como ya se dijo, los colores del reloj lo recuerdan: las agujas de los contadores de minutos y horas del cronógrafo son rojas, como el color del exterior del coche, mientras que la aguja central de segundos y parte del taquímetro en la esquina superior derecha son verdes como el trébol de cuatro hojas: el símbolo histórico de la empresa Alfa Romeo.

En el corazón del reloj se encuentra un movimiento automático suizo, el calibre CyS 8129. Basado en el ETA 2894, el movimiento cuenta con una masa oscilante grabada y una reserva de marcha de 42 horas.

Nino Farina nació en Turín el 30 de octubre de 1906 en una familia de carroceros; su padre Giovanni había fundado “Carrozzeria Farina”, mientras que su tío, Battista, se unió a él a una edad muy temprana en lo que más tarde se convertiría en una marca única e inconfundible de estilo made-in-Italy: la famosa Pininfarina.

El automovilismo es el deporte que practicó desde los años 20 hasta los 50, con la coronación al ganar el primer Campeonato Mundial de Fórmula 1. Se convirtió en campeón del mundo en el autódromo de Monza, al ganar el 21 Gran Premio de Italia el 3 de septiembre de 1950, en un galope de 504 kilómetros al volante del Alfa Romeo 158. La famosa “Alfetta”, con el número 10.

Ese 3 de septiembre de 1950 quedó en los anales del automovilismo: no solo porque Nino Farina fue el primer piloto italiano en ostentar el título de Campeón del Mundo, sino porque también fue el primer poleman y el primero en marcar la vuelta más rápida de la carrera. Un logro que se llama, con una definición inglesa: hat trick, como en el cricket.

En 1930, Nino compitió en la clásica “Aosta – Gran S. Bernardo”, en un Alfa Romeo 6C donde sufrió la primera de varias fracturas que marcaron su vida como corredor. A pesar de los accidentes y las lesiones, en 22 temporadas de carreras, Nino siguió compitiendo y siempre en coches italianos: Alfa Romeo, Maserati, Lancia y finalmente Ferrari.

Fue el campeón absoluto de Italia de 1936 a 1939 con el Alfa Romeo. También ganó el último Gran Premio de Trípoli, en Libia, en 1940. En 1936 terminó segundo en la 10ª Copa Mille Miglia, y nuevamente segundo en 1937 junto a Stefano Meazza y nuevamente segundo en 1940 con Paride Mambelli.

Después de la guerra, Nino retomó las victorias con Maserati y Alfa Romeo. En 1949 aterrizó en Ferrari y ganó el GP de Rosario en Argentina, el primer éxito histórico en el extranjero de un monoplaza de la Maranello.

Regresó a Alfa en 1950 y celebró un triunfo mundial a los 44 años. Posteriormente, la estatal Alfa decidió retirarse de las carreras y Nino volvió a Ferrari, donde permaneció hasta 1955, ganando los 1000 km de Nurburgring, el GP de Alemania (1953) así como los 1000 km de Buenos Aires (1954), además de lograr numerosos puestos.

Abandonó el mundo de las carreras a finales de 1950.

Cuando falleció, el 30 de junio de 1966 en un accidente de carretera en la Ruta Nacional 6 en Aiguebelle, se dirigía a Ginebra para visitar a su ahijado. Ese día con la carretera mojada, Nino no conducía un coche italiano, sino un Ford Cortina Lotus que se deslizó contra un árbol. El velocímetro del tablero se detuvo a 180 km.

En el Museo Alfa Romeo, de Arese (Milán), se exhiben fotos, películas y carteles en honor del campeón, junto a un «Alfetta» 158 en perfecto estado. Otra versión, el Alfa Romeo 159, con el que Farina ganó el Trofeo Daily Graphic en Goodwood, el 29 de septiembre de 1951, y Fangio el campeonato mundial de 1951, se pueden admirar en el Museo Nacional del Automóvil de Turín.

Edición: Eduardo Castañeda H.