Este 2022, la connotada casa Emwa celebró su evento anual, Emwa Fest, para reiterar el importante rol que la empresa desempeña dentro de la alta relojería en México.
Desde hace más de 70 años, la empresa fundada por Emanuel Wapinski ha op[erado con un afán de servicio y atención que se acompaña y enriquece por un rato cálido, humano y responsable. Emwa tiene muy clara la misión que estableció su fundador en aquel 1949: ser parte de los momentos más importantes de sus clientes. Esta raison d’etre, anclada por su apego a los valores familiares y a un trato respetuoso al negocio y a su clientela, se manifiesta en cada aspecto del negocio, en donde la satisfacción de cada comprador es fruto de una atención personal y experta.
Hace unas semanas, dieciocho casas protagonizaron la celebración en la boutique ancla de Emwa, en la zona Valle de Monterrey. El Director General, Ing. Abraham Kleiman, y el Presidente del Consejo, Ing. Mauricio Wapinski, así como los socios, Lic. José Wapinski y Dr. Jacobo Wapinski, estuvieron a cargo de la celebración. Como cada año, nos reunimos con ellos para conocer el estado de Emwa y saber un poco lo que viene.
Abraham, es la primera vez que conversamos. En su rol de director general, cuénteme su visión de la empresa y del momento.
Abraham Kleiman: Afortunadamente, soy parte de gran familia de más de 500 colaboradores. Y todos nosotros compartimos los mismos valores y hace que el trabajo y sus frutos se den de una manera natural. Tenemos claros los objetivos, alcanzables mediante el trabajo, la mejora continua, la pasión. Todo apuntando a estar en los mejores momentos de nuestros clientes, que son nuestros amigos, y de todos nuestros colaboradores.
Mauricio (Wapinski) inició un proceso de institucionalización que preparó todo para el cambio. Es un reto enorme: continuar llenando las expectativas de los clientes, seguir cultivando las relaciones y generar para ellos experiencias inolvidables.
La relojería ha acelerado su evolución absoluta en los últimos tiempos. ¿Cómo han vivido esa transformación?
José Wapinski: Es como aprender a andar en bicicleta. Nadie se sube a una cuando es niño e inmediatamente sabe rodarla. Es un proceso donde poco a poco vamos dominándola para ir a nuevas velocidades, sobre nuevos terrenos. Pasa algo parecido con la relojería, que continúa evolucionando y hace que cada año aprendamos más a trabajar y relacionarnos. Algo importante es que nuestros clientes saben más, preguntan más, especialmente de estos cambios y novedades recientes a las que haces alusión; quieren saber lo que viene.
Hace algunos años vendíamos los relojes solitos, «como venían», sin mayores explicaciones; hoy en día, cada vez vemos cómo ese proceso se llena de dudas, de preguntas, de anécdotas, todo relacionado con nuevos materiales y tecnologías, las innovaciones, las historias. Yo me meto mucho en la historia y me encuentro con anécdotas que enriquecen el conocimiento y la perspectiva de la actualidad. Ve a Franck Muller, que era montador de diamantes y se convirtió en el «maestro de las complicaciones»; es un tipo que evolucionó como nadie en su momento para convertirse en un creador de tourbillones y de los relojes más complejos.
El mercado invita a la gente a buscar alternativas, relojes que marquen diferencia y que luzcan como ninguno. ¿Cómo aborda Emwa esta nueva necesidad frente al esquema de las marcas tradicionalmente adoradas?
Mauricio Wapinski: Sumando a lo que comentó José, hay una marca que en verdad esta haciendo diferencia y aglomerando esos temas que mencionó que cada día la hacen más atractiva: Jacob & Co. Está muy dinámica y, como mencionaste, está haciendo productos únicos y la gente está poniendo atención. Y mira que eran joyeros pero han sabido integrar eso a sus propuestas.
José: La innovación que trae (Jacob & Co.) en diseños y materiales es impresionante.
Jacobo Wapinski: Hablando del «tocayo» Jacob (risas) y de lo que ha logrado en los últimos años, se sigue poniendo mucha atención en la tradición y la legitimidad. Sí, hay una gran evolución e innovaciones increíbles de marcas nuevas, pero la gente también quiere ver que las marcas mantengan su esencia. En el momento que eso se dirija hacia otro lado, la clientela no se convencerá y volteará la vista. Siempre existirá la necesidad de llevar en la muñeca un artículo, un símbolo de historia y tradición.
