Nissan GT-R: el retorno de Godzilla

El Nissan GT-R es uno de los dispositivos para rodar sobre la faz de la Tierra más perfectos que se hayan credo hasta ahora.

GT-R: EL GODZILLA DE LOS AUTOMÓVILES

En el mundo del automóvil, el GT-R, el súper deportivo de Nissan fue apodado “Godzilla” desde los años noventa.

Primero por ser de origen japonés y después por poseer una fuerza descomunal, con la diferencia de que la tecnología permite que ese gran poder sea plenamente controlable y siga siendo una de las formas más perfeccionadas de rodar hacia adelante con mucha prisa.

La versión actual del GT-R fue desvelada en el más reciente Autoshow de Nueva York y si bien está lejos de ser un auto nuevo (eso se espera para 2018), recibió importantes mejoras particularmente en el motor, aunque no se limitan a eso.

Desde su lanzamiento, el GT-R R35 fue un automóvil devastadoramente veloz y ágil, muy superior a lo existente en lejano 2007, lo interesante es que no ha sido superado, mucho menos con actualizaciones como ésta: la edición del 45 aniversario, con un color especial llamado “Silica Brass”.

Su motor V6 biturbo de 3.8 litros ensamblado rigurosamente a mano es capaz de entregar 550 caballos de fuerza en la versión normal y hasta 600 en la variante desarrollada por NISMO (Nissan Motorsport), los cuales llegan al piso a través de un ultra-sofisticado arreglo de tracción integral permanente con una transmisión de doble embrague. Ambos sistemas controlados por más computadoras que las que pusieron en órbita a los transbordadores espaciales.

Todo en el GT-R está diseñado para hacerlo rodar rápidamente, la suspensión es controlada por otra computadora y se adapta en tiempo real a las condiciones del camino y las intenciones del conductor.

Los números no mienten: 2.7 segundos le toma llegar a 100 km/h desde la inmovilidad, un poco más lento que un F1.

La apariencia exterior del Nissan  GT-R es puramente funcional, es el fruto de no pocos estudios en aerodinámica y aprovecha el viento que inevitablemente pasará a alta velocidad sobre su superficie para agregar fuerza descendente que lo mantendrá sobre la faz de la Tierra, en  donde seguirá reinando… hasta que llegue su descendiente en 2018.