Longines: para los aventureros de hoy, el Spirit Chronograph

La colección Spirit, de Longines, integra la historia y logros de la marca, pero es el cronógrafo el que genuinamente revela el alma de la firma.

Longines Spirit

Longines opera desde 1832, cuando Auguste Agassiz y dos socios se unieron para construir y vender relojes de bolsillo de un nivel de calidad y competitividad que pronto llamó la atención del mercado. A ello se aunó una visión global del negocio que rápidamente los premió con éxitos en el extranjero, particularmente muy buenas ventas en Norteamérica. A la postre, los buenos resultados obtenidos por Agassiz y luego por su sobrino Ernest Francillon —quien se incorporó a la compañía en 1852— derivaron en su más importante expansión, en 1867, con el establecimiento formal de la manufactura Longines en Saint-Imier. A partir de ese momento, la leyenda de Longines despegó hacia los cielos, marcada por más hitos y logros — como la obtención de premios en exposiciones universales— que continuaron a finales del siglo XIX y durante el siglo XX.

La confirmación de Longines como un jugador importante en la industria no puede referirse a un solo momento en el tiempo, sino a una historia continuada de éxitos. Pero es correcto afirmar que los grandes episodios que Longines escribió durante el siglo XX son los cimientos sobre los cuales se erige su fuerza e imagen en la actualidad. Basta con examinar dos importantes momentos.

El savoir-faire de Longines en materia de la creación de contadores (cronógrafos) especializados por supuesto que se basa en los múltiples logros de sus cronómetros de alta precisión. Ese reconocimiento fue fundamental para que la firma y sus relojes fueran asociados con la más alta exactitud. No es de sorprender que, a inicios del siglo XX, Longines comenzara con el desarrollo de contadores deportivos especializados, tanto de control eléctrico —para competencias deportivas, lo que derivó en su consolidación como el más importante cronometrador deportivo en la primera mitad del siglo XX— como mecánicos —como el calibre 13.33Z de 1913, empleado en uno de los primeros cronógrafos de pulsera del mundo—. Entre otros, estos dos sucesos son las piedras angulares de la muy respetada cronografía de Longines, misma que, rápida- mente, y gracias a la popularización del reloj de pulsera y de la aviación, los encumbró como los instrumentos de vuelo más solicitados.

Todos estos episodios están ampliamente documentados en el sublime museo que Longines estableció en Saint-Imier, cuyos rincones, estantes, archivos y cajones están repletos de historias, ideas y posibilidades. Es por eso por lo que la marca no duda en buscar inspiración en ese acervo para exigirse a sí misma continuar con su búsqueda por la innovación y la originalidad que se ve reflejada en los relojes de nuestros tiempos. Para Longines, el reloj y su usuario representaban una pareja inseparable, marcada por su correspondiente época.

Longines nació en una era en la que la relación de las personas con el tiempo era mucho más precisa. En las décadas en torno al cambio hacia el siglo XX, el público confiaba en sus relojes para alcanzar el tren o llegar al trabajo a tiempo; luego, los cronógrafos comenzaron a ser muy valorados por los deportistas de la época; y más adelante, los exploradores pusieron sus viajes y sus vidas en manos de cronómetros y otros instrumentos.

Longines Spirit
Longines Spirit puede entenderse como un homenaje a algunos de los diseños de los relojes de los pilotos más emblemáticos de la marca.
Longines Spirit
El fondo atornillado permite alinearlo para lograr una perfecta presentación.

La relojería es una manera alternativa e interesante de conocer la historia y a sus protagonistas. Todas las anécdotas y leyendas de la aviación surgidas en aquella era repercutieron en la relojería contemporánea. La razón por la que los diseños centenarios de Longines han demostrado ser relevantes hoy en día es porque nacieron de una necesidad funcional.

Esa inspiración —¡y respeto!— es el vector que con orgullo marca la dirección de Longines, no solo en históricas colecciones Heritage, sino también en cada nuevo desarrollo, como Longines Spirit. El pasado de la firma es una fuente de inspiración inestimable y la casa de Saint-Imier lleva más de 30 años reinterpretando piezas históricas y creando nuevos estilos con ese mismo afán creativo y funcional que ha ensalzado a la marca desde hace más de 150 años. Ahora toca el turno a Longines Spirit de portar con orgullo la bandera de la marca con la responsabilidad de honrar su legado, pero viendo hacia el futuro. Ahora bien, ¿cómo honrar el pasado sin repetirlo o imitarlo simple y descaradamente? Pues en- tendiendo y asimilando el espíritu de la marca y de sus valores para presentarlos frescos y nuevos al público del siglo XXI.

Longines Spirit
El inusual pulsador en la posición de las 10 sirve para corregir la fecha.

Para comprender la colección Longines Spirit —y particularmente al cronógrafo que muy bien se suma al tema de esta edición de Revolution— es imprescindible hacer un recorrido histórico de los más grandes cronógrafos de Longines —y de toda la relojería en lo general—, así como revisitar algunos de los protagonistas del pasado que hicieron de Longines un compañero de aventuras vital y trascendente que aviva el espíritu de cada coleccionista que ha sido cautivado por Longines y sus relojes a lo largo de la historia.

LOS ORÍGENES

Antes de llegar a la asociación de Longines con el vuelo, la aviación y sus héroes, debemos reconocer los orígenes de la cronografía de la marca: en 1878 lanzó su primer cronógrafo de bolsillo, en tanto que el primer cronógrafo de pulsera apareció en 1913. La historia de los cronógrafos de Longines está llena de episodios de innovación y los relojes aquí presentados representan avances importantes de la relojería. En especial, el calibre 13.33Z y sus evoluciones por sí solo representa un importante capítulo de la relojería universal.

1913: 13.33Z, PRIMER CRONÓGRAFO DE PULSERA

Longines
La leyenda de los cronógrafos de Longines comenzó en 1913 con el monopulsador 13.33Z.

En los albores del siglo XX, Longines desarrolló el calibre 13.33Z, uno de los primeros movimientos cronógrafos concebidos para llevarse en la muñeca. Como usted bien sabe, en aquella época, lo usual (más no sencillo) era adaptar calibres de relojes de bolsillo en cajas para llevarse en la mano. El movimiento 13.33Z se basaba en el calibre Lépine 13.33 de 1910, con la adición de un mecanismo de cronógrafo con un segundero central y un contador de 30 minutos a las 3 horas. El calibre, de 29 mm de diámetro y 6 mm de grosor, contaba con un control por rueda de pilares y ofrecía un contador de 30 minutos de salto instantáneo con una resolución de 1/5 de segundo. El cronógrafo llevaba una corona que se utilizaba para la cuerda y albergaba el monopulsador.

1925: PRIMEROS MODELOS 13.33Z FLYBACK CON DOS PULSADORES

Cronógrafo flyback con dos pulsadores, cal. 13.33Z en caja de oro amarillo (1929).

Este cronógrafo portaba dos pulsadores independientes, en
lugar de la solución del 13.33Z original de un pulsador único. Asimismo, incorporó un segundero flyback con retorno a cero instantáneo sin necesidad de ser detenido antes. Curiosamente, no fue sino hasta 1936 cuando Longines obtuvo la patente para el sistema flyback. El cronógrafo 13.33Z con función flyback es el único cronógrafo de pulsera producido antes de la Crisis del Cuarzo que presenta una función flyback además de un contador de minutos instantáneo. Este hecho fue repetido en el mundo de la relojería posteriormente en 1999.

1935: EL A-7 CON EL CALIBRE 18.72.

El fascinante A-7 militar de 1935 fue recientemente reinterpretado por la casa de Saint-Imier.

En 1935, Longines satisfizo un pedido especial del ejército estadounidense. El pliego de condiciones era riguroso, tanto en términos de estilo como de requisitos técnicos. Solo el cumplimiento absoluto de todas las especificaciones permitía clasificar estos relojes como tipo «A-7», un modelo caracterizado por su carátula girada 40 grados en el sentido horario. Esta extraña configuración se pensó para facilitar la lectura rápida de la hora sin que el piloto, que comúnmente portaba el reloj al interior de la muñeca, tuviera que retirar las manos de la palanca de mando. El Type A-7 era en su origen un cronógrafo de bolsillo que fue especialmente adaptado a la muñeca. Fue suministrado al Cuerpo Aéreo del Ejército de Estados Unidos (1926-1941), el predecesor de lo que hoy se conoce como la Fuerza Aérea Estadounidense (U.S. Air Force). Para facilitar el manejo del reloj, la corona acanalada situada a las 12 horas permitía controlar las diferentes funciones del cronógrafo: inicio, parada y puesta a cero.

1937: CRONÓGRAFO 13ZN CON PULSADORES IMPERMEABLES

Esta referencia, la 4270, fue el primer cronógrafo del mundo con pulsadores impermeables patentados. El reloj estaba impulsado por el movimiento 13ZN con mecanismo flyback y se ofreció en una caja de 38 mm con pulsadores en forma de seta. El 19 de febrero de 1938, Longines registró la patente del innovador reloj de pulsera cronógrafo estanco con pulsadores en forma de seta (poussoir étanche, principalement pour montres à chronographe).

1942: CRONÓGRAFO 13ZN12 CON MINUTERO CENTRAL

El 13ZN12 con minutero central de 1942 fue una evolución interesante del calibre 13ZN donde resaltan sus proporciones más modernas y subíndices grandes.

Este fue el primer cronógrafo de pulsera con contador de
minutos central y registro de 12 horas. Tenía un tamaño gran- de para la época (39.5 mm) y ofrecía una inédita manecilla minutera central para el cronógrafo (concepto patentado también en 1942). En este modelo se aprecia la caja estanca de dos cuerpos, un dial plateado mate, escala de 1/5 de segundo, escala telemétrica exterior, escala taquimétrica interior, agujas de acero azulado, dos carátulas subsidiarias que represen- tan el registro de 12 horas y el segundero constante. Se cree que solo se produjeron unos cientos de relojes de este tipo en diferentes cajas durante la década de los cuarenta. Este cronógrafo estaba equipado con el famoso calibre 13 ZN12, un 13ZN reelaborado para incluir una aguja central para la indicación de los minutos que facilita considerablemente la lectura del tiempo cronometrado.

LOS PRIMEROS HÉROES

Además de los finos y confiables cronógrafos del pasado de Longines, hay otro nivel de inspiración que se suma al enfoque general del diseño de la colección Spirit. Además de buscar motivación en los propios archivos de Longines, la marca también se fijó en los temerarios aviadores de la primera mitad del siglo XX y sus hazañas.

La relación entre la aviación y Longines es casi tan antigua como el propio vuelo con motor. En 1919, Longines fue nombrado proveedor oficial de la Federación Aeronáutica Internacional, desarrollando instrumentos de navegación para los aviadores de aquella época, cronometrando los récords establecidos por los primeros exploradores del siglo pasado.

Los vínculos de Longines con la historia de la aviación son ricos y particularmente fascinantes. Desde principios del siglo XX, los pioneros de la aviación, a los que a menudo se les llamaba los «voladores demenciales», eligieron a Longines para sus aventuras, y de facto, incluso les confiaron su vida. La marca ha equipado a una gran cantidad de aventureros con sus relojes-herramientas de precisión: Amelia Earhart, Paul-Émile Victor, Elinor Smith y Howard Hughes se beneficiaron del privilegio. Los inventos de Longines, como el «Sistema de navegación Weems» y el reloj de ángulo horario de Charles Lindbergh, dieron lugar a patentes y nuevos desarrollos, fomentando las posibilidades de realizar nuevas hazañas increíbles para que la humanidad explorara nuevas fronteras.

AMELIA EARHART

Longines
Amelia Earhart confió en Longines para acompañarla sus aventuras.

La aviadora estadounidense Amelia Earhart (nacida en 1897, desaparecida en 1937, declarada fallecida en 1939) es una leyenda de la aviación mundial. Además de establecer muchas marcas, ella fue la primera mujer en cruzar el océano Atlántico de manera solitaria (1932). Su capacidad y entereza sirvió de inspiración a incontables pilotos, hombres y mujeres por igual. Earhart fue artífice de la creación de la primera organización de mujeres aviadoras en el club «The Ninety Nines», existente
aún hoy en día, pero mucho más grande. Su asombrosa leyenda solo se acrecentó tras el trágico final de su vida. Durante un intento por convertirse en la primera mujer en circunnavegar del globo en 1937 en un Lockheed 10-E Electra, Earhart y el navegante Fred Noonan desaparecieron sobre el océano Pací- fico central. Casi un año y seis meses después de su desaparición y la de Noonan, Earhart fue declarada oficialmente muerta. Las investigaciones y el gran interés público por su desaparición continúan más de 80 años después.

Sin discusión, uno de los logros que mejor define la leyenda de la piloto fue su cruce del Atlántico en 1932. Durante el recorrido de 14 horas y 56 minutos, caracterizado por las complicadas condiciones climatológicas y algunas fallas mecánicas de su Lockheed Vega 5B, Earhart portó un cronógrafo Longines.

PAUL-ÉMILE VICTOR

Paul -Émile Victor, quien con su reloj Longines hizo una expedición a Groenlandia en 1936.

En 1936, el explorador francés Paul-Émile Victor (1907-1995) pasó siete semanas atravesando la capa polar de Groenlandia. A lo largo de su hazaña a temperaturas muy por debajo del punto de congelación, Victor confió en su reloj Longines para calcular tiempos y distancias y así determinar su latitud. Más adelante, Victor afirmó que los relojes fueron un factor que marcó la diferencia entre vivir y morir durante esta expedición de 49 días de duración bajo temperaturas incluso de -40 grados centígrados. Por cierto, en 1951, las exploraciones de Victor concluyeron que Groenlandia está compuesta por tres grandes islas y no por un macizo único.

ELINOR SMITH

Longines
Las aventuras y logros de Elinor Smith fueron bien documentados en su época, como también lo fue su uso de relojes Longines.

En 1931, la aviadora estadounidense Elinor Smith (1911-2010) perdió el conocimiento a 26,000 pies de altura. En ese momento, ella trataba de romper un récord cuando su avión falló y comenzó a desplomarse, sometiéndola a fuerzas G impensables. Varios segundos transcurrieron antes de que ella recuperara la conciencia para rescatar la nave en picada y aterrizar. Pero aquel susto no la detuvo: diez días más tarde, Smith se elevó hasta los 32,576 pies (9,929 metros). La audacia de Smith la caracterizó desde joven, como lo confirma esto: a los 16 años de edad, ella fue la piloto más joven en obtener una licencia oficial de vuelo. En su carrera como piloto, y especialmente a partir de 1929, rompió diversos récords de altura, velocidad y resistencia.

HOWARD HUGHES

El excéntrico Howard Hughes fue un genuino adorador de la aventura del aire. A la izquierda, una publicidad de Longines describe la circunnavegación realizada por el magnate en 1938.

El excéntrico Howard Robard Hughes Jr. (1905-1976) fue un magnate de los negocios, piloto, ingeniero, cineasta y filántropo estadounidense, conocido como una de las personas con más éxito financiero del mundo. Después de fundar Hughes Aircraft Company en 1932, pasó el resto de la década de los treinta y gran parte de la de los cuarenta estableciendo múltiples récords mundiales de velocidad aérea y construyendo el Hughes H-1 Racer (1935) y el H-4 Hercules (el Spruce Goose, 1947). En 1938, Hughes voló
alrededor del mundo en 3 días, 19 horas y 14 minutos, y Longines se encargó de registrar su tiempo de vuelo. En múltiples ocasiones, Hughes confió en un Longines Siderograph, un instrumento de navegación patentado, para completar sus travesías. Asimismo, la tripulación que lo acompañaba se servía de cronómetros Longines para los fines relacionados con la navegación.

LONGINES SPIRIT CHRONOGRAPH

Longines Spirit

Con la colección Longines Spirit, Longines revive el legado que nos heredaron los protagonistas de las páginas previas y tantos otros más. Uniendo la historia con los recursos técnicos, los relojes Longines Spirit toman las características tradicionales de los relojes de piloto y las combinan con líneas y códigos contemporáneos. Además, cada reloj Spirit incorpora tecnología de vanguardia para hacerse eco de la fiabilidad y la precisión de los históricos relojes-herramienta de Longines y los famosos aviadores de la primera mitad del siglo pasado en los que se inspiran.

El cronógrafo Longines Spirit se apropió del alma y de todos los valores que la colección enarbola. Se trata de un reloj de acero inoxidable que se presenta en una caja de 42 mm con líneas y superficies muy bien trazadas y definidas. La parte central de la caja combina superficies cepilladas con acentos de pulido pronunciado en los laterales y está coronada por un bisel protuberante, también cepillado y pulido. La carátula del Longines Spirit cronógrafo en azul (Ref. L3.820.4.93.0 con correa de piel vacuna y L3.820.4.93.6 con brazalete de acero) luce un tono azul profundo con aspecto tipo rayos de sol e incorpora el juego de manecillas acabadas por arenado y números arábigos aplicados, todos ellos generosamente rellenos con Super-LumiNova verde. Un cristal de zafiro abovedado en la parte superior y su fondo sólido grabado rematan el aspecto de este técnico aviador de Longines.

El cronógrafo está equipado con grandes pulsadores tipo seta — como los de los primeros cronógrafos con el Cal. 13ZN—, así como con un corrector de fecha atornillado. El toque final es la correa de piel azul que complementa la caja y el dial, aunque la pieza también está disponible con un robusto brazalete. El cronógrafo también está disponible en ejecuciones con carátula negra mate y plateada en textura granillada.

Debe resaltarse que Longines Spirit no pretende simplemente copiar formas y rasgos del pasado. Más bien, se establece como un concepto original propio, moderno, pero apreciativo de los relojes y figuras que han acompañado a Longines a lo largo de los últimos cien años. En particular, Longines Spirit puede entenderse como un homenaje a algunos de los diseños de los relojes de los pilotos más emblemáticos de la marca enriqueciéndolos con las tecnologías relojeras actuales. La corona extragrande, el reborde en torno a la carátula, el pronunciado escalón alrededor del cristal, la tipografía, los índices en forma de diamante y las grandes agujas luminosas de «bastón» son todos elementos extraídos de los históricos cronógrafos Longines que tienen una finalidad funcional. Por ejemplo, la enorme corona facilitaba el manejo del reloj con guantes, mientras que los índices en forma de diamante ayudaban a los pilotos a ver la hora con rapidez y claridad. El tipo de letra de los números arábigos de la carátula y las agujas luminosas garantizaban una legibilidad óptima en cualquier circunstancia.

Honrar correcta y respetuosamente el pasado de la marca y a sus protagonistas es lo que define la relojería de Longines, en especial sus cronógrafos y otras variantes deportivas. El patrimonio de la marca bien puede considerarse un valioso tesoro de la relojería contemporánea que ha servido de principio rector y motivador para perpetuar el espíritu de exploración e innovación que echó andar Auguste Agassiz en 1832 y que hoy se perpetua en el valle donde se ubica la compañía en Saint-Imier, donde leyendas, figuras y espíritus fue conjugan en cada uno de los relojes. El espíritu de Longines vuela muy alto.

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