Indicación de las fases de la luna en un océano azul. Así podría resumirse la esencia del Rendez-Vous Moon Serenity, la más reciente novedad de Jaeger-LeCoultre. Una pieza suntuosa, para mujer, con 62 diamantes engastados en el bisel, pero sin estridencias, sino todo lo contrario: una plácida serenidad que sobrevuela su diseño.
Su caja de oro rosa (de 36 mm de diámetro) aloja un movimiento de carga automática (calibre Jaeger-LeCoultre 935), cuyos 265 componentes se pueden ver a través del fondo de cristal de zafiro.
En su carátula azul, dos delicadas semiesferas doradas circundan un cielo nocturno estrellado, mientras que a las seis, se indican las fases de la luna hechas de nácar. En esta obra de arte, las cifras florales de las horas, icónicas en esta colección lanzada en 2012, desaparecen a la altura de las cuatro, para reaparecer de nuevo, poco antes de las nueve, en la parte inferior de la esfera satinada soleada. Como una mariposa delicada, una estrella móvil indica la hora de una próxima cita.
Para mujeres, desde muy temprano
Casi desde sus inicios, la manufactura, con sede en Le Sentier (Suiza), ha fabricado piezas femeninas, que destacan por su ingenio y formato, como relojes-anillo y relojes-broches, por ejemplo, mucho antes de que en los albores del siglo XXI comenzaran a utilizarse los guardatiempos de pulsera.
En 1929, la firma fundada por Antoine LeCoultre en1833, inventó el Calibre 101, el movimiento mecánico más pequeño, destinado principalmente a equipar relojes-joya. Con la línea Rendez-Vous, creada hace unos pocos años, la marca ha logrado aunar lujo y belleza con movimientos y complicaciones sofisticadas.
