Then & Now: Una inmersión en el mundo de Longines

Longines nos recibió en St. Imier para conocer los valores y productos que la han convertido en la tercera marca relojera más importante del mundo en ventas.

Longines

Tradición, elegancia y desempeño superior. Estos tres valores envuelven el concepto que da vida a la relojería de Longines, la célebre casa nacida en St. Imier bajo la iniciativa de Auguste Agassiz.

Desde aquel momento, la empresa del reloj de arena alado se ha establecido como un nombre muy familiar dentro del mundo horológico, uno donde se conjugan estilos e inspiraciones que abarcan todos los campos y ámbitos, desde la aviación y la exploración marina, hasta el lujo y la elegancia, todos soportados por una idea pragmática y de alto valor.

Toque de historia

Longines

La historia de Longines está marcada por grandes e interesantes momentos de inspiración, desencadenados por la necesidad de hacer diferencia y de crear un producto emocionante y superior.

Auguste Agassiz incursionó en la relojería cuando, en 1832, comenzó a trabajar en una empresa comercial de la que se convirtió en gerente antes de hacerse de ella y bautizarla como Agassiz & Co. En ese momento, su establecimiento construía movimientos base para reloj (établissages), que eran vendidos a otras entidades para formar relojes completos. Esos contactos comerciales llevaron su apellido a nuevos horizontes y mercados internacionales.

En la década de 1850, Ernest Francillon, sobrino de Auguste, se hizo cargo de la compañía y de inmediato le dio un giro hacia un rumbo de innovación y desarrollo, donde mejores procesos industriales derivarían en la creación de relojes mejorados y más confiables.

Así, para conseguir la consolidación de las etapas más importantes de la producción relojera bajo un mismo techo y llevar un mejor control de la calidad y funcionamiento de los marcatiempos, en 1866 Francillon estableció una sede en el banco derecho del río Suze, en el valle de St. Imier. Ese lugar era conocido como Les Longines y no pasó mucho tiempo para que Francillon adoptara el nombre para su compañía.

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Desde la década de 1870, la industrialización de Longines derivó en más y mejores relojes. Esta exitosa dirección continuó en el siglo XX. Sus avances tecnológicos a la postre derivaron en un enorme reconocimiento y aceptación, soportados orgullosamente por los variados premios de cronometría que lograron varios de sus cronómetros en el primer cuarto de la centuria pasada.

Una rúbrica importante de esta historia de éxitos es, desde luego, el mencionado logo del reloj de arena alado. Registrado en 1867 en la Organización Mundial de Propiedad Intelectual, este emblema corporativo no ha sufrido cambio alguno desde su creación, lo que lo convierte en el identificador gráfico más antiguo del mundo y un símbolo de la constante búsqueda de Longines por hacer respetar la tradición y los valores genuinos de la relojería suiza.

Dechado de modernidad

Las gamas de Longines hoy vigentes representan los valores de innovación que tanto Agassiz como Francillon definieron para la casa, con un generoso espectro de posibilidades, formas y diseños. En particular, la horología de St. Imier abarca cuatro grandes universos: Elegance, Tradition, Equestrian, Heritage y Sports.

Si bien cada uno de los ámbitos está lleno de historias y leyendas, es la modernidad y tecnologías del siglo XXI las que protagonizan nuestra historia en esta oportunidad editorial.

A lo largo de nuestra visita a Saint-Imier —al norte de Neuchâtel y no muy lejos de otras localidades superrelojeras como Villeret, Le Locle y La Chaux-de-Fonds, disfrutamos de un encuentro de historia y valores, hoy muy bien representados por Walter Von Känel, CEO de Longines y nuestro anfitrión de lujo durante Then & Now.

Cuartel General

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Longines es el mayor empleador de la zona de Saint-Imier. Ubicado a unos cuantos metros de la estación del tren, el cuartel general de Longines se ubica al sur de la pequeña localidad. Con respeto a su arquitectura original, el lugar se ha expandido paulatinamente como reflejo del fortalecimiento del negocio relojero. Hoy en el lugar laboran unas 700 personas.

Centro de ensamblaje

La manufacture de Longines no tiene la estructura usual a la que estamos acostumbrados y hemos visto de otras marcas. Longines no es una entidad completamente integrada que tenga bajo un mismo techo todas las etapas de la creación relojera. Al ser un muy especial jugador dentro del Swatch Group, saca partido de sus sinergias para hacer más eficiente la operación que le permite producir tres millones de relojes cada año.

Por ello, su operación se limita al ensamble de los componentes que recibe desde distintos confines de Suiza. Específicamente, Longines menciona que su operación se concentra en las etapas T2 (ensamble), T3 (evaluación y preparación de los relojes terminados) y T4 (logística y distribución). Las etapas T0 (creación de partes) y T1 (elaboración de movimientos) las deja a sus marcas socias dentro del Swatch Group. Empero, hay que decir que dentro de esos movimientos hay dos —L688 y L888— que se crean de manera exclusiva para Longines. Del total de la relojería de la casa de Saint-Imier, 70 por ciento es de relojes mecánicos.

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El taller de legado

En este recinto, los maestros relojeros de Longines se encargan de mantener (o dar nueva vida) a relojes Longines de antaño. Este lugar cuanta con el conocimiento experto para reconocer piezas que datan de hace dos siglos y repararlas. Es especialmente notable que Longines cuanta con un almacén de componentes originales que data de 1867, año del establecimiento de la firma en Saint-Imier. Este casi exhaustivo acervo permite enfrentar casi cualquier reto relojero, si bien, a veces, es necesario hacer nuevas partes si ya no hay piezas originales.

Joya de museo

Como mencionamos, la historia de la casa data de 1832, cuando Auguste Agassiz creó su empresa como comptoir d’etablissage (que libremente significa ‘creador de movimientos base’), pero no fue sino hasta 1867 que entró en funciones la edificación en Saint-Imier. Y es aquí donde se ubica su espectacular museo.

Renovado y estructurado en 2012, el museo alberga las colecciones que representan todas las facetas del pasado de la empresa.

Los visitantes pueden venir libremente para descubrir a los relojes y personajes que han protagonizado su historia. Registros de producción y ventas, relojes históricos, instrumentos de medición deportiva, archivos fotográficos y despliegues multimedia complementan la experiencia y el paseo por la historia de esta indudablemente gran marca.

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Walter von Kanel, presidente de Longines.