Mr. Talking Hands analiza alucinantes relojes Reverso, de Jaeger-LeCoultre

Mr. Talking Hands, nuestro enigmático colaborador, da vuelta al pasado para analizar al Reverso, el clásico reloj de doble cara de Jaeger-LeCoultre.

Jaeger-LeCoultre

Texto original de Mr. Talking Hands

Hace treinta años, alguien en alguna parte de Jaeger-LeCoultre inició una tradición que se extendió durante casi una década. El Reverso, un reloj que salvó las arcas de Jaeger-LeCoultre no sólo una vez sino dos, había cumplido su 60 aniversario y ello fue una causa muy justificada de celebración. El festejo tomó forma en el Reverso Soixantième, y desde ese momento hasta el año 2000 se crearon seis Reverso especiales.

1991: Reverso Soixantième

Jaeger-LeCoultre

Para el 60 aniversario del Reverso, Jaeger-LeCoultre construyó el Reverso Soixantième o Reverso 60ème. Si bien la firma pudo parecer poco imaginativa en el uso de las palabras, por fortuna su relojería lo compensó de sobra. El Soixantième, limitado a 500 piezas, no está demasiado sobrecargado de complicaciones, y el calibre 824 fue equipado con un inusual fechador central de manecilla y un indicador de reserva de marcha. Aun así, es el primer Reverso de complicación, así como el primero con fondo de caja transparente. También fue el origen de la posterior caja Grand Taille de mayor tamaño (42 por 26 milímetros) que se encuentra en todas estas seis ediciones y que llevó el Reverso a un público moderno.

¿Qué mejor manera de hacer alarde del primer calibre Reverso visible que construirlo con oro macizo? Organizado en un estilo muy clásico, con la rueda central totalmente expuesta, el calibre 824 se convirtió en una referencia del refinamiento en la relojería y en la base de toda la colección de estos relojes extremadamente especiales. Pero esto fue sólo el principio: veamos qué vino después.

1993: Reverso Tourbillon 

Jaeger-LeCoultre

Era 1993, y el siguiente modelo en esta línea de Reverso excepcional debía tener un gran impacto. ¿Por qué no un tourbillon? Parecía un siguiente paso razonable, nada excesivo… El Reverso Tourbillon fue, como otros relojes de tourbillon de su época, una especie de ermitaño que mantenía su espectáculo principal oculto tras la espalda. Al igual que Patek Philippe, Vacheron Constantin y Breguet, los otros relojeros que hicieron tourbillons en ese tiempo, Jaeger-LeCoultre consideró que era mejor que se hablara de esta acrobática maravilla técnica en vez de exhibirla.

Sólo que no sería así porque el Reverso, como sabes bien, es reversible. ¿Aburrido de esa hermosa pero austera carátula? Bastaba dar vuelta a la caja para deleitarse con una vista que ningún otro reloj ofrecía: un tourbillon visible sin necesidad de quitarse el reloj. El calibre 828, otra vez de oro, no sólo aloja este magnífico conjunto, sino que también incorpora un indicador de reserva de marcha, particularmente útil para una complicación tan voraz como el pequeño tourbillon.

Sólo existen 500 ejemplares de este reloj, lo que resulta increíble. Como empresa de relojería, no puedes dar muchos usos a un movimiento de diseño rectangular; aun así, hay uno de oro con tourbillon que fue construido 500 veces.

1994: Reverso Répétition Minutes

Jaeger-LeCoultre

¿Conque tourbillon? ¿Acaso fue muy lejos demasiado pronto y se quedó sin espacio para crecer? Podrías pensar eso, pero estamos hablando de Jaeger-LeCoultre, ¡así que muestra algo de respeto! Bueno, aún podríamos meter al papá de las complicaciones dentro de una caja de Reverso… No, no hay forma de que Jaeger-LeCoultre se las haya arreglado para embutir un repetidor de minutos en una de estas cajas, ¿verdad? Bueno, pues lo hizo en 1994, con el calibre 943.

Es sencillamente un alarde. Fue el primero, y quizás siga siendo hasta la fecha el único movimiento rectangular de repetidor de minutos. Es la capacidad de, con sólo tirar de una palanca, hacer sonar el tiempo en horas, cuartos y minutos por medio de gongs gemelos. Es un reloj que puede leerse a sí mismo e indicarte la hora, todo en una caja tan grande, o tan pequeña, como esta. Son 306 piezas atestadas dentro, y aunque no puedes mirar a través del fondo de la caja —el fondo sólido favorece el sonido— puedes ver el gobernador de oro, que regula la progresión del repetidor de minutos que funciona debajo de la carátula. Mucho esfuerzo para —adivinaste— sólo 500 relojes.

1996: Reverso Chronographe Retrograde 

Jaeger-LeCoultre
Jaeger-LeCoultre

Más relojes increíbles en nuestro Instagram

Síguenos en: @RevolutionMXL

¿Ahora qué? Si el repetidor de minutos es el desafío de relojería más grande de todos y apenas llegamos a 1994, Jaeger-LeCoultre realmente está en un atolladero. Oh, bueno… entonces es momento de inventar algunos retos para sí mismo. Visto de frente, este Reverso equipado con el calibre 829 parece más bien normal. Hora, fecha y un pequeño extra que se parece un poco al banderín de un buzón antiguo.

No, no te avisa cuando has recibido un correo electrónico —recuerda, esto fue en 1996—; indica “arret” (alto) y “marche” (en marcha). Ello se debe a que este reloj oculta un truco en la manga —o, mejor dicho, en la espalda—: un cronógrafo en la parte posterior que sólo puedes ver cuando das vuelta a la caja. Por ello, resulta práctico saber si la complicación está en funcionamiento mientras el reloj se encuentra en su posición primaria.

¿Un cronógrafo en la parte de atrás? Qué original, dices, pero quizás dejó de ser emocionante a medida que los años pasaron. Aguarda un segundo: el calibre 829 no sólo concentró la mayor cantidad de componentes dentro de un Reverso (317), sino que además encontró algo de espacio extra para lograrlo al hacer retrógrado el contador de minutos. Así, cuando la manecilla llega a 30, salta de vuelta al inicio y continúa. No necesitas que te diga cuántos de estos existen.

1998: Reverso Géographique 

Jaeger-LeCoultre

La palabra geográfico se ha convertido en sinónimo de Jaeger-LeCoultre. El maestro relojero ha mostrado varias maneras ingeniosas en las que ha conquistado el orbe, por decirlo de alguna manera; sin embargo, no hay ninguna como este pequeño Reverso Géographique. Una vez más, en el frente tenemos algo bastante simple, con la adición de un indicador de día y noche, y nadie te culparía por pensar que ésta podría ser sólo una versión más adornada del Duoface de 1994, un reloj de doble zona horaria que por primera vez incorporó una segunda carátula al Reverso.

Jaeger-LeCoultre

Pero no es tan sencillo. Tal vez para el uso, pero ciertamente no en la producción de este calibre 858. Da vuelta a la caja y te presentará una serie de indicadores que revelan la verdadera naturaleza de este imponente cronómetro planetario. 

Mientras la carátula plateada se mantiene en la hora de tu ciudad de origen, el pulsador en la parte lateral de la caja hace avanzar la carátula posterior por las 24 zonas horarias, y es aún más ingenioso.

En vez de un solo visualizador de ciudades, hay dos: GMT menos y GMT más. A medida que los visualizadores se mueven con cada pulsación del botón, el indicador GMT más pequeño también avanza. Así, cuando el visualizador más pequeño se encuentra en la zona de menos, el reloj puede ser ajustado para ciudades en la categoría de menos, y cuando está en más, en la categoría de más. Eso significa que no sólo mostrará correctamente la hora local de la ciudad seleccionada, sino también el indicador de día y noche.

2000: Reverso Quantième Perpétual

Jaeger-LeCoultre

al vez en este punto estés pensando: ¿no falta una complicación? Y tendrías razón: el calendario perpetuo. Para el año 2000 y el último modelo de la serie, Jaeger-LeCoultre combinó su ahora famosa caja Grand Taille con el calibre 855, un mecanismo de calendario perpetuo de 276 componentes. Pero como podrás imaginar, éste no es un calendario perpetuo ordinario, sino una despedida absolutamente apropiada para una década de tradición de… bueno, romper con lo tradicional.

Para esta versión final, Jaeger-LeCoultre hace un guiño divertido en el frente para recordarnos que toda la diversión ha de encontrarse detrás, con un indicador de día y noche en la parte superior derecha y un indicador de año bisiesto abajo y al centro. Después de una década, somos un poco más sabios y ya sabemos que hay algo asombroso que nos espera a la vuelta. Y así es.

Jamás ha habido un diseño más sencillo y agradable en un reloj de calendario perpetuo, menos aún en dimensiones tan diminutas. La fase lunar ocupa el centro del escenario, rodeado por los ciclos de la Luna y el fechador, el cual, como en el cronógrafo que le antecedió, es retrógrado. Muy impresionante en sí mismo, pero recuerda que éste es un calendario perpetuo, así que la manecilla del fechador no sólo salta de vuelta al inicio al comenzar cada mes, sino que también salta de regreso desde un punto distinto al final de cada mes, y eso incluye las irregularidades de febrero.

Ruedas gemelas de mes y día completan el diseño asombrosamente directo, como toque final de la última de estas seis impresionantes ediciones limitadas.

Para muchos, el Reverso es un reloj de vestir con una historia de ensueño y un peculiar truco de salón; sin embargo, para Jaeger-LeCoultre ha sido desde sus inicios, en 1931, una plataforma para el desarrollo de ingeniería. Nada en estos seis relojes es ordinario en cualquier sentido imaginable, lo cual los convierte en la antítesis de una industria que a menudo se obsesiona con apegarse a la tradición. Y para el Reverso, estos relojes fueron sólo el comienzo.  

Jaeger-LeCoultre